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La antesala del Golpe de septiembre de 1923: Barcelona y el conflicto laboral

Poco antes de la medianoche del 12 de septiembre de 1923, el teniente general Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, declaró la ley marcial y anunció su toma del poder. El 15 de septiembre, tras destituir al Gobierno en funciones, el rey Alfonso XIII nombró a Primo Presidente del Gobierno. Con motivo del centenario del Golpe de Estado de 1923, publicamos este artículo en el blog, centrado en el papel de la conflictividad social en Barcelona entre 1919 y 1923, que allanó el camino hacia el Golpe .  

A menudo se considera que el régimen parlamentario establecido en 1876 aportó estabilidad política a España. Sin embargo, a partir de 1917, dicho régimen entró en un periodo de crisis continua. En algunos aspectos, el propio sistema político y los retos a los que se enfrentó después de 1917 pueden compararse con los de otros países de Europa Occidental en la misma época, como Italia, el Reino Unido y Alemania. A pesar de la adopción del sufragio universal masculino en 1890, la política española estaba dominada por las clases terratenientes y empresariales. Ejercían su influencia de tres formas: presionando a los votantes, especialmente en las zonas rurales; mediante la cámara alta parlamentaria, con senadores designados [por derecho propio o vitalicios] para controlar a la cámara baja de senadores electos; y por el poder continuado de la monarquía.

Los años inmediatamente posteriores a la Primera Guerra Mundial fueron testigo de conflictos sociales y políticos en toda Europa, en parte como consecuencia de los efectos de la propia guerra y en parte por la desmovilización de las tropas en la posguerra y a los intentos de restaurar el orden político y social del mundo anterior a la guerra. Los efectos de la Revolución Rusa provocaron una inestabilidad adicional: a pesar de la escasez de información fiable sobre los acontecimientos en Rusia, las noticias de la toma del poder por los bolcheviques inspiraron a muchos grupos izquierdistas de toda Europa y aterrorizaron a los miembros de las clases acomodadas.  Hacia 1917, los dos partidos aristocráticos (liberales y conservadores) en que se basaba el sistema estaban muy fracturados. Esto dificultaba la formación de un gobierno con mayoría estable en las Cortes y brindaba a Alfonso XIII la oportunidad de ejercer una mayor influencia política. En este contexto, los efímeros gobiernos españoles de la posguerra se enfrentaron a una serie de retos que habrían puesto a prueba a cualquier régimen, siendo uno de ellos el intento de controlar el territorio de Marruecos asignado a España en los acuerdos internacionales de 1904 y 1912.

Si bien España había permanecido neutral, los efectos de la Primera Guerra Mundial habían sido profundos, trastocando la estructura política de preguerra, generando un auge económico que vio cómo se obtenían enormes beneficios por la exportación de bienes a británicos y franceses, acompañado de una elevada inflación que exacerbó la lucha de la población urbana y rural en situación de rápida industrialización.  Aunque esto afectó a todos los sectores de la sociedad española, este proceso fue especialmente acusado en Barcelona, como señala Francisco J. Romero Salvadó:

Durante los años de la guerra, ninguna otra ciudad española experimentó tal disparidad entre los pocos ricos y las masas trabajadoras. El auge industrial reportó beneficios extraordinarios a los magnates del textil, financieros y empresarios de Barcelona….. Al mismo tiempo, la clase trabajadora sufría mucha presión, soportaba largos turnos en las fábricas y, con sus salarios bajos, apenas podía permitirse el aumento de los precios de los productos de primera necesidad y de los alquileres.

The Foundations of Civil War: Revolution, Social Conflict and Reaction in Liberal Spain, 1916–1923. Routledge, 2008, p. 126

Aunque los años entre 1919 y 1921 se conocen como el «Trienio Bolchevique», sobre todo por las huelgas y revueltas rurales en Andalucía -que fueron sofocadas con gran violencia y supusieron el despliegue de 20.000 soldados al mando del general Manuel Barrera-, la crisis de la posguerra se centró, quizá no sorprendentemente, en Barcelona. En palabras de Romero Salvadó:

La mayor metrópoli del país, con diversos antecedentes de movilización laboral; la capital catalana, aparecía como el paradigma de todas las contradicciones y tensiones de este proceso modernizador: inmigración masiva, brecha creciente entre una burguesía enriquecida y un proletariado paupérrimo, fuertes sentimientos nacionalistas, una guarnición local inquieta y una desconfianza generalizada hacia la administración central, distante y nada representativa.

The Foundations of Civil War, 2008, p. 139

La gran huelga de 44 días en La Canadiense, o La Canadenca, (cuyo nombre oficial era Barcelona Traction, Light and Power Company Limited), entre febrero y abril de 1919, tuvo una importancia fundamental en la experiencia de posguerra de la ciudad. Las huelgas de solidaridad de los trabajadores del textil y de los servicios públicos sumieron a la ciudad en la oscuridad: los tranvías dejaron de funcionar y los comercios cerraron. La protesta demostró el poder de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), federación sindical anarcosindicalista que fue capaz de imponer el cumplimiento de la huelga. En condiciones de escasa violencia, la federación fue capaz de reunir tal apoyo a la huelga que incluso el sindicato de impresores pudo bloquear la publicación de un decreto del Teniente General Milans del Bosch, por el que se militarizaban los servicios públicos. Dicho decreto tenía como objetivo reclutar obligatoriamente a trabajadores, que después iban a poder ser procesados en consejo de guerra.

Avenida Paral·lel en Barcelona en 1913, con las chimeneas de la central eléctrica La Canadiense. Foto por Frederic Ballell i Maymí. Arxiu Fotogràfic de Barcelona, AFB3-117, Núm 320245. Dominio público via wikipedia

Milans presionó al gobierno para que declarara la ley marcial, pero el Primer Ministro, el Conde de Romanones, se negó y buscó una solución de compromiso, que incluía la promesa de introducir la jornada laboral máxima de ocho horas (por primera vez en toda Europa para todos los trabajadores). Sin embargo, la resolución del conflicto se vio socavada por la resistencia de muchos líderes empresariales y de los oficiales del ejército destacados en la ciudad, dirigidos por el propio Milans. Argumentando que eran necesarias medidas drásticas para acabar con el poder de la CNT, consideraban que la respuesta del gobierno de Romanones era débil, y que los dejaba indefensos ante una amenaza de revolución, denunciaron que la introducción de la jornada de ocho horas recompensaba a los alborotadores. 

Aunque Romanones había sustituido al Gobernador Civil y al Jefe de Policía por figuras más conciliadoras, éstos pronto entraron en conflicto con Milans y con el Gobernador Militar, el general Severiano Martínez Anido, y se vieron obligados a tomar el tren de regreso a Madrid, medida que provocó la dimisión del Primer Ministro. Esto, como sostiene Romero Salvadó, fue un «golpe de estado en todo menos en el nombre» (The Foundations of Civil War, 2008, p. 198) y recibió el apoyo entusiasta de las principales instituciones de la clase empresarial catalana, en particular el Fomento del Trabajo Nacional (FTN) y la Federación Patronal de Cataluña.

La huelga de La Canadiense marcó la pauta del conflicto de los cuatro años siguientes y puede considerarse que allanó el camino hacia el golpe de Estado 1923. Aterrorizados por el poder de la CNT, muchos de los grandes industriales se sintieron secuestrados por una banda de delincuentes durante la huelga de La Canadiense y estaban decididos a reafirmar su control sobre la mano de obra. Como señala Romero Salvadó «en una época de política de masas y movilización popular, las viejas clases dirigentes se percibían cada vez más incapaces de contener la avalancha revolucionaria y defender el orden social» (The Foundations of Civil War, p.191).  

Incluso antes de la huelga de La Canadiense, los empresarios habían empezado a movilizarse. Las quejas por la falta de una fuerza policial adecuada no eran nuevas (con una población de 700.000 habitantes, la ciudad sólo contaba con 1.000 agentes), pero a principios de 1919 los líderes empresariales y el ejército establecieron una nueva fuerza policial paralela. Se le dio el antiguo nombre catalán de Somatén, que hacía referencia a una milicia rural medieval. Aunque la nueva fuerza afirmaba ser una fuerza interclasista de «ciudadanos patriotas», entre sus dirigentes figuraban figuras como el conde de Godó, el marqués de Comillas y Francesc Cambó. Un antiguo jefe de policía que había sido destituido por su papel como espía alemán durante la guerra, Manuel Bravo Portillo, creó otra fuerza más oscura con apoyo del ejército. Esta fuerza llevó a cabo una guerra sucia contra los miembros de la CNT, a quienes sometía a arrestos, palizas y, ocasionalmente, asesinaba, a menudo utilizando la información recogida en el llamado Fichero Lasarte, un fichero de miembros de la CNT elaborado a partir de fuentes clandestinas. En octubre de 1919, se organizó un nuevo movimiento sindical paralelo, conocido como Sindicatos Libres, de nuevo con el apoyo del ejército, en un intento de desafiar el dominio de la CNT en la fuerza laboral.

En el periodo comprendido entre la dimisión de Romanones, en abril de 1919, y septiembre de 1923, España tuvo ocho gobiernos diferentes que intentaron hacer frente a la situación de la ciudad. Algunos, como el de Antonio Maura (abril-julio de 1919), apoyaron a la élite barcelonesa y a la cúpula militar en sus intentos de destruir a la CNT.  El sucesor de Maura, Joaquín Sánchez de Toca (julio-diciembre de 1919) adoptó un enfoque diferente, intentando reconocer al movimiento obrero e incorporarlo al proceso legal, aislando así a los sectores violentos de la CNT. Con 15.000 miembros de la CNT en prisión, el nuevo Gobernador Civil, Julio Amado, inició negociaciones con las principales figuras de la CNT y puso fin a la ley marcial. A continuación se decretó una amnistía general, se implantó la jornada laboral de ocho horas y se creó una Comisión Mixta de Trabajo (un comité de arbitraje con representantes de los obreros y la patronal). 

En noviembre de 1919, al no conseguir que el gobierno les apoyara en la destrucción del movimiento obrero, los industriales catalanes iniciaron un cierre patronal parcial.  La Patronal denunció lo que consideraba complicidad del gobierno con los sindicatos y llamó a los «hombres de orden» a tomar el poder. (The Foundations of Civil War, p. 206). Tras levantar temporalmente el cierre patronal a mediados de noviembre, la patronal amenazó con un cierre patronal total a partir del 1 de diciembre, a menos que el gobierno cerrara todas las centrales obreras y detuviera a los dirigentes sindicales. Ante esta situación, el gobierno de Sánchez de Toca se derrumbó unos días más tarde. A pesar del nombramiento de un nuevo gobierno y del nombramiento del conde Salvatierra, de línea dura, como nuevo Gobernador Civil, los grupos empresariales catalanes no quedaron satisfechos: cuando Milans del Bosch se vio obligado a dimitir en febrero de 1920, se convocó un cierre simbólico de un día de todos los comercios de Barcelona en señal de protesta y se pidió la intervención del rey.   

La alianza entre la cúpula del ejército y las clases empresariales desempeñó un papel fundamental en el fomento de la violencia que hizo famosa a Barcelona. Aunque la violencia se extendió desde Barcelona a otras ciudades industriales de España, su nivel fue mucho menor. Un escritor contemporáneo enumeró un total de 225 muertos y 733 heridos en actos violentos en Barcelona en los años 1917-1921 (B. Martin, The Agony of Modernisation, 1990, citando a J. M. Farré Morego, Las atentados sociales en España, 1922). Entre los objetivos de las bandas anarquistas se encontraban industriales y directivos: en un espectacular atentado perpetrado el 5 de enero de 1920, se atacó el coche en el que viajaba el presidente de la sección catalana de la Patronal, Félix Graupera, resultando heridos Graupera y su chófer, y muerto un agente de policía. El cierre de todos los sindicatos y la detención de unos 1.500 miembros de la CNT a principios de 1920, así como las actividades violentas de las fuerzas policiales y del Somatén, aumentaron la influencia de las bandas violentas dentro del movimiento anarquista y redujeron la de líderes sindicalistas como Salvador Segui y Angel Pestaña. Entre las víctimas de la violencia anarquista figuran el conde Salvatierra, ex gobernador civil de Barcelona, asesinado en agosto de 1920; y el presidente del Gobierno desde mayo de 1920, Eduardo Dato, asesinado por un escuadrón anarquista en Madrid en marzo de 1921. Cabe destacar que los escuadrones antiobreros no limitaron sus objetivos a los sectores violentos del movimiento anarquista: entre sus víctimas estuvieron el carismático y popular líder sindicalista Salvador Segui (marzo de 1923) y Ángel Pestaña, que resultó herido pero sobrevivió al intento de asesinato en agosto de 1922. [Lee más sobre ellos en nuestra reseña Apóstoles y Asesinos]

Acción de La Canadiense. Dominio público vía wikipedia

Tras la dimisión de Milans del Bosch, los empresarios catalanes encontraron un nuevo adalid militar de línea dura en el general Martínez Anido, que se convirtió en Gobernador Civil en noviembre de 1920, tras la presión que ejercieron sobre el gobierno. Durante las tres primeras semanas de 1921, un total de veintiún miembros de la CNT fueron asesinados en aplicación de la llamada Ley de fugas, práctica según la cual se acribillaba a los presos de los que se informaba que habían intentado fugarse. Además, para descongestionar las prisiones de la ciudad, grupos de presos maniatados eran conducidos cada semana fuera de Barcelona por guardias montados y obligados a caminar hasta prisiones a lo largo del país.

Si bien estas políticas represivas debilitaron al movimiento obrero, nunca recibieron apoyo de forma unánime por parte de los líderes parlamentarios de Madrid. Los dos últimos gobiernos antes del golpe de 1923, encabezados por José Sánchez Guerra (marzo-diciembre de 1922) y Manuel García Prieto, que le sustituyó en diciembre de 1922, intentaron una política de «normalización», poniendo fin a la ley marcial, restaurando las libertades civiles e intentando introducir una legislación sobre convenios colectivos laborales. Al mismo tiempo, Salvador Segui y otros intentaban reconstruir la CNT y alejarla de la violencia de las bandas anarquistas, pero su muerte provocó un resurgimiento de la actividad terrorista de jóvenes pistoleros como Buenaventura Durruti. Su atentado más espectacular fue el asesinato del cardenal Soldevilla de Zaragoza en junio de 1923. Al mismo tiempo, pistoleros vinculados a los Sindicatos Libres y a la policía habían reanudado los atentados contra miembros de la CNT. Pestaña señaló más tarde que la mayoría de sus objetivos eran figuras opuestas al terrorismo. Como señala Romero Salvadó, «Segui, como dirigente más capaz de reconstruir el movimiento anarcosindicalista, era a quien había que eliminar» (The Foundations of Civil War, p. 279).  

La respuesta del FTN, la patronal y la cúpula del ejército en Barcelona al nuevo planteamiento de los gobiernos de Sánchez Guerra y García Prieto era previsible. En marzo de 1923, los líderes industriales catalanes lideran una campaña para bloquear el intento del gobierno de introducir una legislación sobre convenios colectivos (que habría proporcionado un papel legal al movimiento obrero). Tras la destitución de Martínez Anido como Gobernador Civil en noviembre de 1922, los grupos empresariales empezaron a buscar un nuevo defensor, al que encontraron en la persona del recién nombrado Capitán General, Miguel Primo de Rivera.

Tras una nueva huelga de transportes en Barcelona en mayo de 1923 que paralizó la ciudad, el FTN denunció al gobierno no sólo por tolerar la situación sino por proteger a las bandas de la CNT y proclamó a Primo como su único salvador posible. Los días 12 y 13 de septiembre, después de que Primo anunciara su golpe Estado en Barcelona, le acompañaron y alentaron muchos de los principales líderes empresariales de la ciudad, y su movimiento fue acogido con satisfacción por el FTN y la Patronal. En su partida hacia Madrid para reunirse con el rey Alfonso XIII y jurar el cargo de Primer Ministro, fue despedido por unos 4.000 ciudadanos prósperos. Su apoyo no era sorprendente: desde 1919, en alianza con líderes militares como Milans del Bosch y Martínez Anido, habían forzado la dimisión de dos gobiernos españoles, además de resistido y socavado cualquier gobierno que no estuviera dispuesto a seguir las políticas represivas que ellos hubieran bendecido. Junto con sus aliados empresariales en otras partes de España, acababan de abandonar el régimen parlamentario establecido en 1876.

Tras el golpe, Milans del Bosch y Martínez Anido siguieron desempeñando papeles importantes en la política de represión en España. Milans del Bosch fue Gobernador Civil de Barcelona entre 1924 y la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930. Martínez Anido fue Ministro de Gobernación y Vicepresidente del Consejo de Ministros entre 1924 y enero de 1930. Entre enero de 1938 y su muerte en diciembre de 1938 fue Ministro de Orden Público bajo el régimen franquista.

Traducción del artículo realizada con la versión gratuita del traductor DeepL y revisión de Concha Catalan.

FOTO: El rey Alfonso XIII (izq.) y el teniente general Miguel Primo de Rivera, por autor desconocido. Bundesarchiv, Bild 102-09411 CC BY-SA 3.0 DE, CC BY-SA 3.0 DE. Se ha editado la imagen para su encaje.

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Rosa Torán, in memoriam

El 30 de junio de 2023 falleció Rosa Torán, profesora y activista de la difusión de las historias de los republicanos españoles deportados a campos nazis. Hubo más de 9.000 deportados/as y de ellos, más de 5.000 fueron asesinados/as. Aquí los artículos que hemos publicado sobre ellos/as.

En junio de 2022 se celebró el IV Coloquio Internacional sobre Violencia Política en el siglo XX, organizado por el Centro de Estudios sobre Dictaduras y Democracias (CEDID), que forma parte de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). En dicho coloquio coinicidieron en una mesa redonda Rosa Torán, como miembro del Ateneu de Memòria Popular [minuto 44:50], y Concha Catalán, en representación de ihr.world [minuto 1:14:04]. Rosa Torán habló en esta ocasión de su trabajo en el Ateneu Memòria Popular, entidad barcelonesa que organiza numerosas actividades. Podéis ver las dos intervenciones en el siguiente video:

En recuerdo de Rosa Torán, reproducimos algunos fragmentos de la glosa que le hizo el historiador Joaquim Aloy en ocasión de la entrega del premio Bages de Cultura 2015 en Manresa:

Mucho antes de conocer Rosa, conocí su familia. No personalmente, sino a través de los documentos. El apellido “Toran” emerge con fuerza en las primeras investigaciones que hice hace mucho tiempo sobre la República en Manresa. Eran tres hermanos: Daniel -el padre de Rosa-, Ramir y Bernat, los tres muy comprometidos con la justicia social y con firmes convicciones republicanas y catalanistas.

Daniel era el hermano mayor. Trabajaba en Cal Jorba [grandes almacenes cuyo origen fue una tienda en Manresa en 1893] y era miembro de la Asociación de Dependientes del Comercio y la Industria, una entidad sindical muy activa durante la década de 1930 (…)

Su hermano Ramir militaba en el Bloc Obrer i Camperol [Bloque Obrero y Campesino], que después se integró al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Recuerdo como Ricard Lladó, un manresano entrañable que había estado también en las dos organizaciones, me explicaba cómo entró en el Bloc: “Paseaba tranquilamente –decía- por la calle del Juego de la Pelota y vi un letrero que ponía ‘Bloc Obrer i Camperol ’ y me emocioné. Ostras, qué nombre tan bonito! ‘Obrero’ y ‘Campesino’. Qué significación tan profunda! Al momento decidí entrar al local y hacerme militante”. (…)

Hemos citado los dos hermanos mayores, Daniel y Ramir. El pequeño era Bernat. Trabajaba también en Cal Jorba, era de la Asociación de Dependientes, y simpatizaba con el POUM.

Los Toran vivieron la época de la República con toda la ilusión del momento. Pero vino la guerra y el régimen de Franco, cruel y despiadado, no perdonó a los Toran su lealtad catalanista y republicana.

Daniel –el padre de Rosa- fue represaliado. Ramir fue encarcelado durante años. Y Bernat se exilió, pero tuvo la mala suerte de acabar en los campos de concentración nazis, donde perdió la vida.

Jacinto Carrió –manresano superviviente de los campos de Mauthausen y Gusen- siempre hablaba de Bernat Toran. Era su amigo del alma. “Con Bernat –decía– lo habíamos compartido todo”. Perdida la guerra, ambos cruzaron la frontera, pasaron por los campos de refugiados de Barcarès y Sant Cebrià en Francia, ingresaron en la 115 Compañía de Trabajadores Extranjeros y fueron capturados por los alemanes, que los deportaron a Mauthausen y Gusen.(…)

Bernat Toran, al cabo de un tiempo, después de los terribles sufrimientos sufridos en el campo de Gusen, quedó exhausto y tuvo que ingresar a la Enfermería del campo.

¡¡Ingresar en la Enfermería de un campo nazi!! Esto prácticamente significaba la muerte. La mayoría no salían vivos.

“Los dos –escribe Carrió- presentíamos el desenlace. Llorábamos por dentro. Nos miramos, nos abrazamos y le di un beso en la frente […] Tenía las piernas hinchadas, casi no podía andar”.

Y al cabo de pocos días pasó lo peor: “El secretario –escribe Carrió-, como cada día, leyó la lista de los muertos. No tardó en decir su número”. (…)

Austria – Campo de concentración de Mauthausen, prisioneros en la cantera (escalera de la muerte) By Bundesarchiv, Bild 192-269 / CC-BY-SA 3.0

Bernat Toran murió el 6 de enero de 1942. Tenía 24 años. Uno de los últimos deseos que había manifestado al Carrió era poder volver a casa para explicar qué era el fascismo.

El fascismo, Mauthausen, Gusen… ¿Como explicarlo? ¿Cómo describir tales aberraciones humanas? A Jacinto Carrió le era imposible. Afirmaba: “Ninguna palabra es suficiente para describir el horror”. (…)

Con estos antecedentes, no es extraño que Rosa Toran por un lado, estudiara historia y se interesara de manera especial por la República, la resistencia al franquismo, el papel de la mujer, los campos de concentración; y que, por otro, militara activamente en el antifranquismo; además de trabajar incansablemente para que se hiciera justicia a las víctimas de la guerra, el franquismo y el nazismo, y luchar para que nunca más se pueda repetir la barbarie del holocausto.

Rosa Toran se ha convertido, entre otras muchas cosas, en un referente en el estudio de la deportación en nuestro país. (…)

En 1985, Rosa Toran ingresó en el Amical de Mauthausen, que presidió entre 2006 y 2013. Esta asociación trabaja a favor de la memoria de quienes sufrieron la deportación en los campos nazis. En todos estos años han hecho una gran tarea: investigación, reconstrucción de bases de datos de los deportados, elaboración de sus itinerarios biográficos, compilación de vivencias, publicaciones, exposiciones, conferencias, actos de homenaje…

Ahora oficialmente Rosa se encarga de la secretaría de archivos y publicaciones, pero en la práctica hace mucho más que eso. Siempre que he ido al local de Amical la he encontrado atareada, celebrando reuniones, atendiendo consultas, recibiendo visitas, buscando papeles… ¡No escatima energías en aquello que es su pasión, su vida! (…)

Esta es la gran tarea que está haciendo desde hace muchos años Rosa Toran. Combatir el fascismo con todas sus fuerzas, recuperar la memoria histórica, reivindicar los valores de la República, homenajear los deportados, luchar contra el olvido… Y por eso te dan este premio y por eso nosotros te damos las gracias y te animamos a continuar trabajando por esta causa tan noble. Tu tío Bernat no pudo cumplir su deseo de volver a Cataluña y explicar qué era el fascismo. Tú has dedicado buena parte de tu vida a ello. Él estaría muy orgulloso de tú. ¡Muchas gracias y muchos ánimos!

Notas: La asociación Amical de Mauthausen dispone online de diversas bases de datos, entre ellas una de Barceloneses deportados a los campos nazis (1940-1945). / El historiador Joaquim Aloy es uno de los fundadores del estupendo Portal de memoria e historia de Manresa memoria.cat

FOTO: Portada del libro Los campos de concentración nazis.: Palabras contra el olvido por Rosa Torán (Ed. Península, 2005)

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Guerra y paz en Tossa de Mar 1935-1939

En 1935 el matrimonio británico Nancy y Archie Johnstone abrió un hotel en Tossa de Mar, en la Costa Brava catalana.  A diferencia de la mayoría de los residentes extranjeros, los Johnstone se quedaron tras el estallido de la Guerra Civil, y finalmente se marcharon a principios de febrero de 1939, cuando la resistencia republicana ante las fuerzas de Franco se derrumbó en Cataluña. Nancy contó sus experiencias en dos libros publicados entonces en inglés: Hotel in Spain (julio de 1937) y Hotel in Flight (septiembre de 1939). Hasta hace poco estos libros permanecían en el olvido. Pero en 2013 editorial Tusquets los publicó en un único volumen en español, prologado por Miquel Berga i Bagué y traducido por Jaime Salmerón, bajo el título Un Hotel en la Costa Brava: Tossa de Mar 1934-1939., al que siguió, en catalán, Un Hotel a la costa: Tossa de Mar 1934-1939, en 2014, traducido por Miquel Berga. En 2018 la directora Isona Passola anunció sus planes de realizar una película basada en las experiencias de los Johnstones en Tossa de Mar, aunque dichos planes no se han concretado aún. Publicamos esta reseña con motivo de la publicación de una edición en inglés de los libros de Nancy Johnstone, Hotel in Spain y Hotel in Flight , la primera desde su publicación original.

Nancy y Archie Johnstone visitaron por primera vez la Costa Brava en 1934 y su hotel -conocido como Casa Johnstone– abrió el verano siguiente.  Antes de dejar Londres, Archie había trabajado como editor adjunto en el News Chronicle, un periódico liberal británico, y la pareja utilizó sus amplias conexiones en Inglaterra para dar a conocer su hotel entre la clase media británica.

En la década de 1930, Tossa de Mar era muy diferente del popular centro turístico en el que se convirtió durante la década de 1960.  La población era hasta cierto punto autosuficiente, dependiendo en gran medida de la pesca y el cultivo de frutas y verduras.  En el pueblo vivían varios artistas, en particular el pintor vanguardista alemán Oskar Zugell, que se convirtió en un gran amigo de los Johnstone. También había una pequeña comunidad de refugiados de la Alemania nazi, a quienes Johnstone consideraba poco aptos para la vida en el campo e incapaces de hacer amigos en el pueblo.

Un Hotel en La Costa Brava (Tossa de Mar 1934-1939) es un relato humorístico y chismoso de la construcción del hotel y del primer año de los Johnstone como hoteleros. Gran parte de la narración se centra en las excentricidades que perciben de sus huéspedes y ofrece un relato afectuoso de los trabajadores catalanes que construyeron el hotel y del personal que ayudó a gestionarlo. No se da nombre a la mayoría de los huéspedes, aparte de los numerosos periodistas que parecen haber sido visitantes entusiastas y bulliciosos; entre ellos, Frank Jellinek y su esposa, Marguerite. Más tarde, cuando estalló la Guerra Civil, los Jellinek vivieron en España, aunque no en Tossa, y Frank se convertiría en el principal corresponsal del Manchester Guardian en España durante los primeros meses del conflicto. La mayoría de los otros periodistas pertenecían al News Chronicle, que se convertiría en uno de los periódicos británicos mejor informados sobre la España republicana durante la Guerra Civil.

Nancy y Archie Johnstone. Foto: The Clapton Press

Según el relato de Johnstone, los acontecimientos políticos de 1935-36 tuvieron muy poca resonancia en Tossa, aunque quizá su opinión se derive del hecho de que estaba inmersa en poner en marcha el hotel y atender a sus huéspedes. En las primeras semanas de la guerra parece que siguieron recibiendo huéspedes, pero los extranjeros pronto dejaron de llegar, ahuyentados por la prensa británica, que en su mayoría publicaba historias exageradas de la «violencia roja» en las calles de Barcelona, a menudo con la connivencia de los partidarios de los militares rebeldes. En tres ocasiones un buque de la marina británica visitó Tossa para evacuar a los ciudadanos británicos, pero los Johnstone se negaron a marcharse, argumentando que no corrían peligro por parte de la población local, que eran sus amigos y vecinos. Es comprensible que los refugiados alemanes en Tossa estuvieran más preocupados por el desarrollo de los acontecimientos, aunque Johnstone no parece haber apreciado del todo que su situación era diferente. En caso de victoria franquista, el destino de los alemanes exiliados en España difícilmente podía compararse con el de los dos hoteleros, que poseían pasaportes británicos y podían regresar a Gran Bretaña cuando lo desearan. La mayoría de refugiados de Tossa abandonaron el país, aunque algunos se ofrecieron como voluntarios para ayudar al esfuerzo bélico republicano.

Hotel in Spain termina con la autora describiendo la vida en Tossa a principios del invierno de 1936, momento en el que los Johnstone se habían adaptado a la vida sin huéspedes del hotel.  Informa de que el pueblo había evitado la violencia y estaba dirigido por un comité de representantes de sindicatos y partidos políticos. Parece que el suministro de alimentos esenciales era adecuado, ya que la mayoría de las familias podían confiar en sus propios productos y en el intercambio con amigos y vecinos. Esto contrasta con la situación de Barcelona y otras zonas industriales de Cataluña, donde los problemas de abastecimiento de alimentos produjeron una hiperinflación, colas para comprar alimentos y protestas sociales a principios de 1937.  Sin embargo, el invierno de 1937-38 fue otro cantar en el pueblo: incluso ahí hubo en general dificultades. A pesar de poder hacer trueques con amigos en el pueblo, los Johnstone se vieron obligados a depender en parte de los paquetes de alimentos enviados desde Francia y Gran Bretaña.   

Hotel in Flight puede considerarse dividida en dos partes: la primera trata de las experiencias de la autora desde enero de 1937 hasta mayo de 1938, cuando el matrimonio regresa a Gran Bretaña por un breve período; la segunda cubre desde agosto de 1938 hasta principios de 1939, cuando la Casa Johnstone se convierte en un hogar para niños. Durante 1937 la mayoría de los visitantes del hotel eran extranjeros que descansaban de sus esfuerzos en apoyo de la causa republicana, particularmente en Barcelona pero también en el frente. También hubo visitas de escritores y poetas extranjeros, como W. H. Auden. Las relaciones con el gobierno republicano y con la Generalitat de Cataluña eran evidentemente muy buenas y ambos gobiernos utilizaban el hotel como lugar para los almuerzos de las delegaciones de dignatarios extranjeros que se dirigían a la frontera francesa.  

Aunque Johnstone pasó la mayor parte de la guerra en Tossa y parece que sólo visitó Barcelona en contadas ocasiones, estuvo en la ciudad en tres momentos destacados: durante los Hechos de Mayo en 1937, conocidos internacionalmente por la obra de George Orwell Homenaje a Cataluña; durante el bombardeo sostenido de Italia sobre Barcelona del 16 al 18 de marzo de 1938; y en los últimos días antes de que la ciudad cayera en manos de las fuerzas rebeldes de Franco en enero de 1939.  

Durante uno de los bombardeos aéreos italianos de marzo de 1938, quedó atrapada en un pequeño restaurante cerca de la plaza Urquinaona con Leon, un joven alemán que trabajaba en la Casa Johnstone:

Me encontré tumbada de espaldas en un lugar pegado a la barra. Leon estaba tosiendo cerca. El aire estaba lleno de polvo fino y un olor asfixiante hacía que todos jadeáramos. Estaba segura de que nos estaban gaseando.

Se hizo un extraño silencio, excepto por la tos de varias personas que estaban tiradas en el suelo. La gente empezó a levantarse y a caminar. Alguien levantó una mesa y la puso recta. Leon se afanaba en hablar conmigo, pero yo no le hacía caso. Dice que sólo me preguntaba si estaba bien, pero sonaba como si estuviera leyendo extractos de Thomas Mann…. Leon insistió en salir para ver si el bombardeo había terminado. Volvió e informó triunfalmente que la casa de al lado había desaparecido. Parecía como si un cuchillo gigante hubiera cortado una rebanada de la hilera de edificios

Hotel in Flight (pp. 138-9)

Poco después de esta experiencia, los Johnstone pasaron tres meses en Londres intentando, aparentemente en vano, interesar a sus amigos ingleses en la situación de España y tratando de contrarrestar las falsas suposiciones de sus amigos: que la República estaba dominada por la Unión Soviética, de que su hotel había sido expropiado por los comunistas y que ellos habían sido expulsados. A su regreso a Tossa, en agosto de 1938, convirtieron el hotel en una colonia para niños con el apoyo del International Solidarity Fund (Fondo de Solidaridad Internacional), una organización creada por el movimiento obrero internacional para apoyar a los civiles españoles. El hogar acogía principalmente a niños cuyos padres vivían como refugiados en Barcelona tras abandonar las zonas de guerra de Aragón.  Para entonces había otras tres colonias en Tossa. Esta parte de su libro ilustra la magnitud del problema de refugiados a que se enfrentaba la República, especialmente en Barcelona: ya en enero de 1937 los cuáqueros habían calculado que había 25.000 niños vagando por las calles de la ciudad y, a finales de 1938, la ciudad probablemente albergaba a unos 400.000 refugiados que habían huido de las fuerzas de Franco y de las zonas en guerra.

Tras la caída de Barcelona, los Johnstone esperaban con los niños en Tossa, sin saber si el Fondo de Solidaridad Internacional les proporcionaría transporte para llevárselos a Francia, o si los dejarían a todos en el camino del avance de las fuerzas franquistas. Finalmente escaparon en un camión hasta Figueres, donde se refugiaron durante varios días en el teatro, antes de que Richard Rees, un destacado cuáquero, organizara su huida a Francia, donde los niños fueron alojados inicialmente en campamentos.

Foto: Ajuntament de Girona. CRDI (Autor desconocido. Internationaal
Instituut Voor Sociale Geschiedenis – Amsterdam)

En esta época -finales de enero y primeras dos semanas de febrero de 1939- se estima que unos 450.000 refugiados huyeron de Cataluña a Francia.  Johnstone describe su viaje a la frontera como «inolvidable»: la carretera, que poco antes había sido bloqueada por vehículos averiados y bombardeados de algunos de los refugiados, había sido despejada:

Las escenas de total desolación eran como imágenes de los estragos de una inundación o un terremoto. Parecía como si una ola gigante hubiera amontonado maletas rotas, ropa desordenada y montones de papel. Los refugiados, agotados, arrojaban sus posesiones mientras caminaban hacia Francia. Los colchones, obscenamente abiertos, derramaban sus entrañas, los camiones volcados yacían desnudos revelando su maquinaria más íntima… Más cerca de la frontera los seres humanos se sumaban a los desperdicios. Las hogueras estaban encendidas, calentando grupos de piltrafas humanas. El humo de miles y miles de pequeños fuegos cubría los valles y subía por las laderas de las montañas

Hotel in Flight, p. 353-4

Es comprensible que Hotel in Flight sea más serio tanto en su estilo como en su contenido que el anterior volumen de Johnstone. Sin embargo, George Orwell, que lo reseñó para la revista The Adelphi en diciembre de 1939, se quejó de que era «alegre y ocurrente».  Al mismo tiempo, sin embargo, elogió el relato que hace de los últimos meses de la República:

A medida que avanza, el libro se transforma en un recuento de escasez de alimentos y tabaco, ataques aéreos, miedo a los espías, y niños refugiados. Termina con la terrible retirada a Francia y el hedor y la miseria de los campos de concentración alrededor de Perpiñán. Gran parte de la atmósfera le resultará terriblemente familiar a cualquiera que haya estado en España en algún momento de la guerra. La sensación de no tener nunca lo suficiente para comer, la confusión, la ineficacia, la incapacidad de entender lo que está sucediendo, la sensación de que todo se desvanece en una nube de miedo, sospecha, burocracia y oscuros celos políticos – todo está ahí con el añadido de un montón de cruda aventura física.

Peter Davison (ed), Orwell in Spain, 2001 (pp. 331-2)

Tras salir de España, Nancy y Archie Johnstone trabajaron para organizaciones de ayuda a los refugiados españoles en Francia, antes de marcharse a México. La pareja se separó más tarde y, tras dos visitas a Tossa de Mar en 1947 y 1951, Nancy vendió la Casa Johnstone y se estableció en Guatemala. El edificio del hotel todavía existe, aunque ahora forma parte del Hotel Don Juan.

La moderna Casa Johnstone. FOTO: Ajuntament de Girona. CRDI (Fons El Punt – Manel Lladó Aliu). BY-NC-ND

Traducción del artículo realizada con la versión gratuita del traductor DeepL y revisión de Concha Catalan.

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FOTO: Casa Johnstone. Terraza comedor (1930-1940). Ajuntament de Girona. CRDI (Sebastià Martí) – BY-NC-ND.

Exilio republicano en Venezuela: arios, agricultores, vascos y católicos

Entrevista: Martin Virtel y Concha Catalan

Nuestro colaborador Jesús Montilla ha investigado el exilio republicano en Venezuela. Esta semana presenta algunos resultados de su investigación durante el Congreso Internacional Refugio y exilio en Atenas, Grecia, del 24 al 26 de abril. Lo organizan el Programa de Grado ISP-Lengua y Cultura Hispanas de la Universidad Abierta de Grecia y diversos grupos de investigación de la Universidad Autónoma de Barcelona, entre ellos el CEDID.

Jesús Montilla colabora con ihr.world desde Caracas

 ¿Qué te llevó a interesarte por el exilio de los españoles republicanos en Venezuela?

Desde chico escuché la historia de la Guerra Civil española. Mi padre desde Venezuela se interesó muchísimo por la Historia de España, y me la comentaba. La Guerra Civil es un tema profundo y complejo. Tuve la oportunidad de tratar de investigar con ihr.world la corriente de españoles que se vieron forzados a huir a Venezuela.

Acá hay muchas historias e investigaciones sobre el exilio republicano en Venezuela y sobre su aporte. Intentamos consolidarlas para conocer las situaciones que tuvieron que lidiar los exiliados republicanos para llegar a América, la mayoría desde Francia, y los otros aspectos de adaptación al nuevo ambiente.

Es interesante cómo lograron pasar por los procesos de aprobación de requisitos que exigía el gobierno de Venezuela. Era lento, involucraba entrevistas, revisión de papeles familiares y de historia laboral. Muchos tenían que mentir para poder encajar dentro del perfil que se estaba buscando. Se ve la desesperación del perseguido, como lo refieren varios artículos. Algunos lograron burlar esos controles, pero la mayoría no. No encajaba con el perfil que estaban solicitando los gobiernos, esa es una parte de las dificultades con las que tuvo que lidiar el exilio español republicano.

Yo recientemente cogí la nacionalidad española en conjunto con la venezolana porque mi família es descendiente de judíos sefardíes, después de un proceso de investigación para poder comprobar ese origen judío que toda la familia conocía pero no se había comprobado. Por ello, me resulta interesante la relación entre Venezuela y España desde el punto de vista personal y también desde el punto de vista académico, por el tema del exilio.

Y me interesa la relación entre exilio y política. Yo acá fui Concejal de una ciudad del 2013 al 2018; tuve la oportunidad de ser votado por por diecisiete mil personas. Ahora tomé una pausa en la política para seguir estudiando.

 ¿Como veía el Gobierno de Venezuela de entonces a los republicanos?

El gobierno de Venezuela inicialmente se opondría a la llegada de exiliados republicanos – por temores infundados por sectores conservadores dentro del país, que tenían un dominio sobre todo en la Iglesia católica y tenían también preponderancia en los medios de comunicación. Pero todo esto se cruza con los planes de desarrollo que el propio estado venezolano comienza a querer impulsar en el año 1938. El Gobierno de Venezuela crea el Instituto Técnico de inmigración y Colonización.

Ese Instituto va a funcionar como intermediario entre entre los exiliados que quieren llegar a Venezuela – el grupo que está estancado en Francia – y las políticas y los criterios que tiene el Gobierno de Venezuela para recibirlos. El perfil que el Gobierno solicitaba –precisamente pude corroborarlo en una de las memorias de ese Instituto–, es que fueran de raza aria, y no semita, y de que no hubieran formado parte de un partido político considerado radical en España. Es decir, inicialmente había un criterio de selección racista.

La documentación no se refería a partidos políticos específicos, pero sí solicitaba que se pudieran descartar. El candidato a ser recibido como exiliado debía tener un perfil que fuera posible utilizar para el trabajo de la tierra, agricultura. El Gobierno de Venezuela buscaba seleccionar. No acogía por un sentido humanitario, sino únicamente para tratar de implementar estas políticas de desarrollo: buscaba crear centros de producción en el interior del territorio venezolano. 

Dependencias del Instituto Técnico de Inmigración y Colonización en Venezuela. Foto cedida por Jesús Montilla.

 Arios y agricultores; son unos criterios bastante exigentes por parte de Venezuela. ¿Había más requisitos?

Inicialmente el Gobierno va a  tener preferencia por los republicanos de origen vasco. Uno se preguntaría: ¿Por qué? Pues en Venezuela los descendientes de vascos aún tienen buena reputación, y en esa época también era importante. En ese sentido, creo que la condición católica fue lo que determinó la preferencia. Así que inicialmente el Gobierno de Venezuela va a hacer una selección muy excluyente con respecto a otras regiones y se va a enfocar únicamente en los vascos republicanos. De hecho, el gobierno venezolano catalogaba a los miembros del Partido Nacionalista Vasco como gente de autoridad y de orden, basada en los principios de la religión católica.

El Gobierno español republicano había firmado un convenio con el Gobierno de Venezuela para favorecer esa migración antes del año 1939. Aparte de eso, había también en Caracas la Compañía de Jesús, que tuvo una influencia grande. Ellos hicieron una campaña, si se quiere dentro de las filas del Gobierno para favorecer la llegada de vascos, como una población que no representaba una amenaza a los sectores conservadores del estado venezolano.

Podemos ver una diferencia con respecto a la idea errada que había de los catalanes: se pensaba que eran radicales y más revoltosos, y que iban a ocasionar problemas en el país. Por esa razón se enfocaron en los vascos: los vascos como representantes del orden, y los catalanes, del desorden.  

Venezuela acogió muchos exiliados republicanos,  pero lo que has descubierto en tu investigación es que los motivos no han sido siempre humanitarios ni políticos.

Hubo muestras de humanismo en ciertos momentos, el presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) fue la figura más importante aliada a nivel internacional del Gobierno republicano en el exilio. No toda la llegada de exiliados fue únicamente por interés del desarrollo del país y de mano de obra, o una manera de tratar de conseguir migrantes europeos para que se hiciera más pura la raza latina.

Entre 1945 y 1948 hubo una etapa de apertura del Gobierno de Venezuela hacia el gobierno republicano español en el exilio. Hay varios elementos que lo explican. En octubre de 1945 hubo un golpe de Estado cívico militar y asumió el poder una Junta Revolucionaria. Era un grupo de jóvenes y que desde el principio establecieron relaciones diplomáticas con el gobierno republicano en el exilio. Y eso duró tres años, hasta 1948. También, la posición que tuvo Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial dio más espacio para que el Gobierno de Venezuela ya no tuviera una postura de alianza o neutralidad con respecto al régimen franquista, porque ya había un rechazo generalizado al fascismo.

Fue la época, digamos, dorada del exilio republicano en Venezuela porque se abrieron las compuertas para que llegara más abiertamente el exiliado que aún estaba estancado en Europa. Entre 1946 y 1947 se estima que llegaron 2.200 exiliados españoles; eso es un número importante.

Estadística de inmigración a Venezuela. Documentación del Instituto Técnico de Inmigración y Colonización en Venezuela. Foto cedida por Jesús Montilla.

De hecho, el Gobierno republicano en el exilio nombró un embajador en Caracas que llevaba las relaciones directas entre el Gobierno de Venezuela y las instancias del gobierno republicano para coordinar la llegada de exiliados desde Francia. Además, Venezuela fue miembro fundacional de la Organización Internacional para los Refugiados en 1948 y nombró representantes en Francia para evaluar los perfiles de los que querían emigrar. El Gobierno de Venezuela tuvo que haber sido uno de los pocos que estableció esas relaciones, funcionando un embajador con todo el reconocimiento de un diplomático, con toda su inmunidad.

El Gobierno de Franco no reconoció al Gobierno que tomó el poder en 1945. Por esa razón se establecieron relaciones con el Gobierno republicano. Se ve todo lo que el Gobierno hizo para favorecer a los exiliados republicanos. Había una afinidad ideológica, hasta de solidaridad.

Los españoles, el grupo más numeroso en la inmigración europea en Venezuela en 1947. Documentación del Instituto Técnico de Inmigración y Colonización en Venezuela. Foto cedida por Jesús Montilla.

Ya para esa época, aquellos exiliados que habían llegado en los años previos habían logrado hacerse de una buena reputación y, algunos de ellos, escalar, por ejemplo, en medios de comunicación como el diario El Nacional. Había republicanos que habían empezado a trabajar ahí y se adaptaron a la sociedad venezolana. De alguna manera, eso también influyó para dar una imagen positiva del exilio republicano.

En términos generales, es muy amplia la información sobre el aporte de la diáspora republicana en muchas áreas como la medicina o la construcción. Se tuvo la posibilidad de recibir a gente muy preparada y dejaron un gran legado que todavía se puede ver.

Pero pronto entramos en una etapa en la que la llegada del exiliado republicano es menor en comparación. Porque en 1948 hay un golpe de Estado nuevamente en Venezuela y asume el poder un gobierno de corte militar, que algunos catalogan como una dictadura.

 Y establecen relaciones con Franco

Sí, relaciones estrechas . La política cambia por completo: es más restrictiva hacia el inmigrante republicano. Desaparece de hecho el Instituto Técnico de Inmigración y Colonización.

La relación con la dictadura franquista incluye intercambio de inteligencia e informes políticos. Eso no lleva a una persecución directa, pero sí a la presencia de personalidades del Gobierno de Franco en Venezuela, ya con una beligerancia distinta. No es una persecución extrema, pero sí de seguimiento, tratando de socavar la influencia de los republicanos.

Luego de esa etapa de los años cincuenta en adelante, es muy difícil separar a quienes llegaron por motivación económica de los que llegaron por exilio político, pero se sabe que la mayoría emigraron por motivación económica y no por persecución política. La inmigración española a Venezuela se aproxima a los 300.000 personas en total entre 1939 a 1958.

Es posible que muchos de los que buscaban exilio en esa época llegaran clandestinamente. Solo en 1948 se contabilizaron 19 embarcaciones clandestinas que llegaron a la costa venezolana, en una travesía a menudo improvisada y accidentada, muchas veces en condiciones difíciles, con sus familias. Eso sería un caso de estudio más detallado, para saber la motivación que los llevaba a irse en esas condiciones.

Próximamente incorporaremos a nuestra base de datos nombres de personas exiliadas a Venezuela.

FOTO: Estadística de inmigración a Venezuela. Documentación del Instituto Técnico de Inmigración y Colonización en Venezuela. Cedida por Jesús Montilla.

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Apóstoles y asesinos

Apóstoles y asesinos, por Antonio Soler (Galaxia Gutenberg, 2016) es un libro imprescindible para conocer la relación entre algunos de los personajes destacados en la lucha social en Catalunya desde inicios del siglo XX hasta 1923. Ayuda a entender la gestación de la conciencia de clase y el anarcosindicalismo y, en consecuencia, la reacción de rechazo y resistencia popular al golpe de estado de 1936 que originó la Guerra Civil.

El relato lleva el subtítulo de Vida, fulgor y muerte del Noi del Sucre y se articula entorno a Salvador Seguí, desde cuyo asesinato se han cumplido 100 años este 10 de marzo. Como nota de actualidad, el Ministerio de Defensa ha prohibido a un sindicato homenajearle en La Mola de Menorca. [Lean la noticia aquí]

Cada capítulo de Apóstoles y asesinos versa sobre un personaje, concepto o espacio. La lectura es amena. Tiene la virtud de estar muy bien documentado sin ser denso.

Narra la amistad entre tres hombres muy distintos, unidos por su deseo de mejorar la justicia social y las míseras condiciones de los obreros de la Barcelona de inicios del siglo XX: Salvador Seguí –el Noi del sucre–, Francesc Layret y Lluís Companys.

Salvador Seguí, el protagonista, de profesión pintor, con personalidad arrolladora, carismático, lector de Nietzsche, fue un incansable trabajador, capaz de ejercer su oratoria durante siete horas en la plaza de las Arenas para conseguir el apoyo de la mayoría a la estrategia de actuación que él propone para la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).

Francesc Layret fue el primogénito de una familia burguesa, graduado en Filosofía y Derecho, animal político, inspirador, idealista, promotor de ateneos para la educación de los obreros, crecido intelectualmente muy por encima de sus muletas, indispensable en el desarrollo de los acontecimientos históricos.

Lluís Companys fue hijo de campesinos ricos, abogado y acérrimo defensor de los obreros en los tribunales. Se le apodaba en esa época «el pajarito», alegre, mujeriego, romántico. Se lo describe en la época en que definió sus ideas políticas y el catalanismo que marcaron su vida y lo llevaron más tarde a convertirse en Presidente de la Generalitat y a ser fusilado en 1940.

Junto a ellos, descubrimos a otros muchos personajes, como el preclaro Ángel Pestaña: niño vagabundo, más tarde minero y lector. Participa en la Tercera Internacional de Moscú con un discurso de diez minutos en que desautoriza al Partido Comunista ruso y le quita el protagonismo de la revolución [leer más aquí]. A continuación Trotski lo rebate durante 45 minutos y Lenin, a quien evalúa como «autoritario, absorbente», lo convoca a una entrevista privada.

Mientras Seguí, Layret y Companys, a riesgo de su vida, se posicionan en contra de la violencia para defender la lucha social, la violencia y el pistolerismo crecen imparables a su alrededor.

En noviembre de 1920, con Companys arrestado, asesinan a Francesc Layret –que iba a encargarse de su defensa– mientras Companys y Seguí viajan desterrados en barco a La Mola de Menorca junto a 35 presos sindicalistas más (Lean aquí la noticia original). Companys abandona Menorca al ser elegido diputado por Sabadell en diciembre de 1920. Seguí permanece allí un año antes de ser trasladado a la cárcel Modelo. Allí, Seguí madura sus ideas políticas. En sus palabras (citado por Soler):

La política patrocinada por la Lliga ha pretendido, y en parte logrado, dar a entender a toda España que en Cataluña no existe otro problema que el suyo: el regionalista. Esto es una falsedad; en Cataluña, después del problema social, que no es catalán, sino universal, existe el problema que tienen planteado otros pueblos de Europa. El problema de libertad y descentralización administrativa, que todos los hombres liberales del mundo aceptamos.

Que se dé a Cataluña la autonomía, que se dé, si se quiere, la independencia, pero ¿sabéis quiénes serían los primeros en no aceptarla? Nosotros no; de ninguna manera. Procuraríamos entendernos como fuese con la burguesía catalana. Los primeros en no aceptar la independencia de Cataluña serían los mercaderes de la Lliga Regionalista. La misma burguesía catalana que está dentro de la Lliga sería la que no la aceptaría de ninguna manera.

Apóstoles y asesinos, p. 341

Junto a la violencia obrera, leemos respecto a la violencia de cuello blanco, promovida por la siempre ambiciosa patronal y por el propio gobierno que demasiado a menudo ejecuta sus deseos. Hay honrosas excepciones, como el ministro de Gobernación Burgos y Mazo (1919), que (citado por Soler) dejó escrito en sus memorias:

Hay que decirlo con toda claridad, sin temor alguno, como debido tributo a la verdad: la clase patronal y otros elementos directivos de Barcelona son los principales culpables de ese estado social que allí existe hoy, sin que osemos defender tampoco la absoluta inocencia de los Gobiernos.

Apóstoles y asesinos, p. 200

El libro transmite cómo se libraba una guerra a muerte entre la patronal y la CNT, y cómo esta se saldó con centenares de muertes de cenetistas, especialmente tras la huelga de la Canadiense en 1919, gracias a la que se consiguió por primera vez la jornada laboral de ocho horas.

Se explica también la creación del Sindicato Libre en el Ateneo Obrero en 1919, nacido de la oposición al anarcosindicalismo. Algunos de sus miembros se convertirán en pistoleros a sueldo.

El relato de Antonio Soler nos presenta también algunos de esos individuos siniestros empleados por el Gobierno durante las dos primeras décadas convulsas del s.XX. Entre ellos, el ex-policía Bravo Portillo, colocado por Milans del Bosch, inicialmente para procurar «escolta segura a los miembros de la patronal y también localizar y facilitar la detención de militantes de la CNT». En realidad, lideró hasta su muerte en 1919 la temible Banda de los sesenta, exponente del pistolerismo, con el apoyo de los somatenes.

La Federación Patronal sufragaba el mantenimiento de la banda con la fortuna de 30.000 pesetas mensuales. Además puso a disposición de Portillo unas oficinas en el número 71 de la calle Septembrina.

Apóstoles y asesinos, p. 174

Bravo Portillo fue también quien encargó a Lasarte Pessino la elaboración de un tristemente útil fichero nominal para represaliar a miembros de la CNT. Tomó su lugar el carnicero africanista Martínez Anido (más tarde Ministro de Gobernación bajo Franco durante la Guerra Civil) y su secuaz Miguel Arlegui Bayonés. Ambos fueron artífices del asesinato de Seguí.

La Ley de fugas –ejecución extrajudicial o paralegal, que consiste en simular la evasión de un detenido– favoreció el asesinato de más de 500 sindicalistas. Se había utilizado ocasionalmente en el siglo XIX y por primera vez se usó en Barcelona en 1920, según señala Francisco Romero Salvadó. Su aplicación se generalizó a partir de enero de 1921, después de que el jefe de policía Miguel Arlegui promoviera este procedimiento y tras la autorización aprobada por el gobierno de Eduardo Dato en 1921. Dato fue asesinado por anarquistas en Madrid ese mismo año, y la ley continuaría utilizándose durante el franquismo.

No se puede obviar el papel de los industriales catalanes (entre ellos la Patronal y dirigentes de la Lliga como Francesc Cambó) en la situación de Barcelona después de 1919. Junto con la cúpula militar de Barcelona (especialmente Martinez Anido) forzaron la dimisión de dos gobiernos españoles en 1919: el gobierno de Romanones en abril de 1919 y el gobierno de Sanchez de Toca en diciembre de 1919, ambos opuestos al nivel de represión.

Durante gran parte del periodo comprendido entre 1919 y 1923 los gobiernos de Madrid tuvieron poco control sobre la politica de Barcelona: en efecto, Milans del Bosch convirtió a Catalunya en una entidad separada, gobernada por un regimen militar de facto que podría considerarse precusor del que impuso Primo de Rivera. El apoyo de los industriales sería también fundamental para el golpe de Primo en septiembre de 1923, que puso fin al sistema parlamentario de la Restauración.

El relato de Soler, mucho más que una biografía del Noi del sucre, es una lectura altamente recomendable que a veces asusta por sus paralelismos con la realidad española actual y la suciedad de las cloacas del estado, sin llegar a la extrema violencia de entonces.

FOTOS: Salvador Seguí, el Noi del sucre, dominio público (izq); Severiano Martínez Anido, dominio público (dcha).

[Artículo con dato corregido el 1 de septiembre de 2023]

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46.852 víctimas en fosas comunes en Andalucía

Con motivo del sexto aniversario de la fundación de nuestra asociación sin ánimo de lucro, Innovación y Derechos Humanos, el pasado 10 de diciembre, y para recordar a todas las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo, publicamos nuestra investigación sobre las fosas comunes en Andalucía. [Lee Las víctimas de la represión en Sevilla provincia ]

Bajo los cimientos de la España actual yacen los cuerpos de miles de personas que, en una época pasada, fueron enterrados con la intención de borrar una parte de la historia. En Andalucía, bajo la Ley de Memoria Histórica y Democrática de 2017, el gobierno andaluz ha impulsado diferentes actividades para dignificar y sacar del olvido a las víctimas sepultadas en fosas comunes durante los años de represión de la Guerra Civil y la dictadura.

Según los datos proporcionados por la Junta de Andalucía en 2017, la Comunidad Autónoma con más habitantes de España cuenta con 615 fosas comunes abiertas entre los años de la Guerra Civil y la dictadura franquista. Se recogen como datos oficiales un total de 46.852 víctimas, con un posible desfase de cifras al alza por la forma en que se recogieron los datos.

Los datos proporcionados por la Junta de Andalucía revelan que provincias como Granada, pese a no ser la primera en número de fosas (87), los datos le asignan un gran número de víctimas (10.902). Es significante el caso de la fosa de Órgiva, localizada en el Barranco del Carrizal a 30 km de la capital granadina, y donde la Junta de Andalucía estima un total de 5.000 víctimas fusiladas y sepultadas bajo el suelo. Esta ingente suma de víctimas estimadas solo es posible compararla con la fosa de Huelva capital, en cuyo cementerio municipal también se estiman alrededor de 5.000 cuerpos. Ambas tumbas fueron abiertas en 1936, año en el que comenzó el conflicto militar armado español.

Los datos analizados recogen el caso especial de las dos fosas abiertas en Víznar, Granada, en 1936. El relato histórico descrito en la base de datos andaluza apunta que, pese a los datos oficiales , bajo tierra yacen entre 2500 y 3000 granadinos, en su gran mayoría vecinos de los pueblos de la vega granadina. “Aquellos desafortunados recibieron fosa común durante los cuatro primeros meses de guerra y su desaparición nunca fue recogida en documento alguno”, detalla la Junta de Andalucía. En 2015, el Ayuntamiento de Granada denominó una de las fosas de Víznar como aquella en la que estaría enterrado Federico García Lorca. En la fosa sigue colocada una placa de conmemoración al poeta andaluz fusilado en 1936, aunque investigaciones posteriores desvelaron que su cuerpo no se encontraba allí localizado. A día de hoy los trabajos por la recuperación de la Memoria siguen sin haberlo encontrado.

Según recoge la página web de la Junta de Andalucía, en pos del cumplimiento la Ley de Memoria Histórica y Democrática para la recuperación de la Memoria de Andalucía, la Consejería competente impulsará, a través de la financiación pública, diversas actuaciones de dignificación de las fosas y las correspondientes víctimas. Durante estos años, el trabajo de localización, apertura y exhumación de fosas ha sido llevado a cabo por Ayuntamientos, asociaciones sin ánimo de lucro, el impulso de los familiares y otras Administraciones.

4 años después, los datos disponibles para ser descargados y analizados no han vuelto a actualizarse en la página web de la Junta de Andalucía. Aunque a día de hoy, medios como eldiario.es señalan que Andalucía alcanza las 708 fosas comunes; 100 de ellas ya han sido abiertas y 4.000 víctimas recuperadas. Todavía queda camino por recorrer y suelo que levantar.

[Nota de la editora: Este artículo constituyó el trabajo final de la asignatura de Técnicas avanzadas de análisis y visualización de datos como parte del Master en Periodismo y Comunicación digital: Datos y Nuevas Narrativas de la Universitat Oberta de Catalunya, y obtuvo la máxima calificación. La información en bruto se extrajo del Portal de datos abiertos de la Junta de Andalucía. Se publicó anteriormente en Medium.com.]

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FOTO: Biblioteca Digital Hispánica. Biblioteca Nacional de España. Según el pie de foto original: Baena (Córdoba) Aspecto de una calle con cadáveres de personas de orden asesinadas por los rojos. De la serie Frente de Andalucia y escenas de retaguardia.. Ambos bandos / Foto Moral; Photo Club; Informaciones Gráficas Serrano…[et al.]

El hijo del apotalado, la Guerra Civil en Canarias

En la Feria del libro de La Laguna (Tenerife) se presentó la novela El hijo del apotalado, cuyo autor es Jorge Fonte. Lo ha publicado la editorial catalana Milenio. Se inspira en hechos reales de represión durante la Guerra Civil y la posguerra en la isla de El Hierro, y tiene como particularidad que sus protagonistas son hombres y mujeres reales de la época, algunos de ellos familiares del autor, que interactúan con otros de ficción.  

Fonte explicó que en el verano de 2019 cayó en sus manos el libro La represión franquista en El Hierro (1936-1944), de Miguel Ángel Cabrera Acosta y que, al leerlo, se topó con el nombre de Pastor Fonte –primo hermano de su abuelo Benigno Fonte– como miembro representativo de la Falange (Falange Española y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista), que ejerció su poder como tal en la isla con despotismo y crueldad.

Pastor Fonte (foto cedida por Jorge Fonte)

Pastor Fonte pasó de ser concejal del Ayuntamiento de Valverde en 1923 por el Partido Republicano Obrero de Valverde a ser interventor de cuentas en 1935 y, en 1936, vicepresidente del Cabildo de El Hierro, cobrando 6.000 pesetas al mes (una fortuna en esa época) cuando sorprendentemente el presidente cobraba solo 950 pesetas. Él y sus dos hijos José y Paco “causaron auténtico terror en la isla,” en palabras del escritor.

Nos admira la investigación documental y la forma literaria de El hijo del apotalado que Fonte desarrolló a lo largo de tres años, entrevistando además a lugareños y descendientes de algunos de los protagonistas para contrastar y obtener su versión de hechos históricos, como los falsos fusilamientos de El Pinar.

Tras el golpe de estado de julio de 1936 se encargó al militar retirado José María Cotta Benítez fundar el partido de la Falange en El Hierro, donde no existía, convirtiéndose él en su Jefe insular e iniciando la persecución de desafectos al régimen. Hubo seis herreños, tres de El Pinar y tres de Isora, que se escondieron en cuevas para no ser apresados, como maquis. Como en octubre aún no habían aparecido, Cotta Benítez convocó a trece de sus familiares en el cementerio y simuló fusilarlos uno a uno, haciendo que untaran sus cuerpos con sangre de animal y ordenándoles permanecer quietos. No obstante el cruel episodio, no se los delató y uno de ellos permaneció huído durante ocho años.

Tal brutalidad provocó posteriormente la destitución de Cotta Benítez por parte de la Comandancia General Militar y su ingreso en prisión entre octubre de 1936 y febrero de 1937. La prisión fue Fyffes, en Tenerife, originalmente un almacén de plátanos, por donde entre 1936 y 1950 pasaron más de 4.000 personas, estando hacinados hasta 1.500 al mismo tiempo, muriendo muchos por enfermedad o desnutrición.

El título El hijo del apotalado, que Jorge Fonte luchó hasta el final por mantener frente a la inicial reticencia de la editorial, hace referencia a cómo se asesinaba y desaparecía a las personas represaliadas durante la Guerra Civil y el franquismo en Canarias metiéndolas en un saco con las manos atadas y arrojándolas al mar desde barcas, siendo una potala la piedra que, atada a un cabo, sirve para fondear.

El escritor, tal vez para acallar los posibles comentarios de detractores de la necesidad de explicar el pasado y la supuesta no mención a la violencia izquierdista, aludió a las checas de Madrid y mostró imágenes del cementerio de Paracuellos del Jarama en el que se fusiló a 2.500 personas en noviembre de 1936. Explicó que las víctimas de esa violencia fueron exhumadas y dignificadas en un cementerio en 1940 y que el régimen franquista ayudó a sus familias.

Fonte quiso acabar la presentación con una reflexión personal:

El franquismo determinó que había españoles buenos y españoles malos, en una suerte de genocidio ideológico. Las mayores atrocidades se cometieron por no soportar que hubiera personas que pensaran de manera diferente, por intolerancia y fanatismo. He escrito esta novela porque el miedo lleva al silencio, y el silencio lleva al olvido.

Jorge Fonte, durante la presentación del libro en La Laguna.

El adjetivo que más se oyó en la ronda de preguntas posterior a la presentación del libro fue “Valiente”, sin duda por el hecho de incluir negro sobre blanco los nombres de los verdugos, además de los de las víctimas; especialmente al tratarse de una historia de un lugar tan pequeño donde todo el mundo se conoce:  un lugar, las Islas Canarias, donde el mayor cementerio de personas represaliadas es el mar.

Parte de la documentación utilizada para la novela se obtuvo del encomiable trabajo de Pedro Medina Sanabria en su blog Memoria e Historia de Canarias, fruto de su constante investigación en los Archivos de los Tribunales Militares. Esperamos incorporar próximamente datos de sus investigaciones.

El hijo del apotalado ha sido seleccionado para formar parte de la colección de la Audioteca de Literatura Canaria Actual, organizada por el Instituto Canario de Desarrollo Cultural

FOTO: Campo de concentración de Fyffes (conocido como «Faifes») en Tenerife (cedida por Jorge Fonte)

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Un año más, a favor del derecho de acceso a la información

Como parte de las actuaciones de ihr.world en pro del derecho de acceso a la información, este miércoles 28 de septiembre de 2022 a las 11:30 hora peninsular (CEST), la presidenta de la asociación Innovación y Derechos Humanos, Concha Catalan, participará en una Reunión Abierta con el título Los secretos oficiales ¿el lado oscuro de la transparencia?

Aquí nuestra participación en el Congreso Internacional de Transparencia y Gobierno Abierto (a partir del minuto 1:15:00)

Será en el Día Internacional del Derecho de Acceso Universal a la Información y en el marco del VII Congreso Internacional de Transparencia, que se celebra este año en Cartagena del 28 al 30 de septiembre, en modalidad dual (presencial y online) gracias al apoyo de la Universidad Politécnica de Cartagena. Hay más de 700 personas inscritas. 

Ved nuestra página sobre El derecho de acceso a la información y todos nuestros artículos al respecto. Un año más, defendemos el derecho de acceso a la información como un derecho fundamental. 

El espacio físico será la Facultad de Ciencias de la Empresa de la Universidad Politécnica de Cartagena. La plataforma online está por confirmar y publicaremos aquí el enlace. Coordina el evento la Coalición Pro Acceso, de la que ihr.world es miembro activo. Modera Safira Cantos Salah, Directora General de la Fundación Hay Derecho (presencial).

Participan:

  • Concha Catalán. Cofundadora de Innovation and Human Rights (a distancia)
  • Elisa Avilés. Presidenta de Archiveros Españoles en la Función Pública (a distancia)
  • Manuel Sánchez de Diego Fernández de la Riva. Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. (Presencial)
  • Miguel Ángel Blanes Climent. Experto en transparencia. (Presencial)
  • Patricia González. Investigadora legal en Access Info Europe. (Presencial)
  • Rosario Lópaz. Miembro del Foro de Gobierno Abierto. Vocal de la Junta Directiva de SEDIC. (presencial)
  • Yolanda Quintana. Secretaria General de la Plataforma por la Libertad de Información (presencial)

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Foto: Frente de Madrid. Servicio sanitario en la capital y en el Frente. El General Miaja con los jefes de Sanidad Militar visitando el importante donativo sanitario al ejército republicano por Central Sanitaria Internacional. Reportajes Gráficos Luis Vidal. Valencia. Biblioteca Nacional de España. Licencia CC-BY-NC-SA

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