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Voluntarios internacionales del POUM por la revolución

En un artículo anterior reseñamos Las Brigadas Internacionales: Fascismo, libertad y la guerra civil española, el exhaustivo y amplio relato de Giles Tremlett sobre los 34.000 voluntarios extranjeros que lucharon en las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil española. Ahora llega este volumen,  Voluntarios por la Revolución: La Milicia Internacional del POUM en la Guerra Civil Española, por Andy Durgan, actualmente publicado sólo en español, sobre los extranjeros que lucharon en el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). En comparación con los brigadistas internacionales, los voluntarios extranjeros que sirvieron en la milicia del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) han recibido poca atención. Con motivo del 87º aniversario de la fundación del POUM -el 29 de septiembre de 1935- publicamos esta reseña de una obra reciente que llena este vacío en la literatura sobre la Guerra Civil. Al mismo tiempo, añadimos a nuestra base de datos otros 1.174 registros extraídos de la extensa investigación de Durgan.

La historia del POUM durante la Guerra Civil suele verse a través de los ojos de Eric Blair, el escritor inglés que publicaba bajo el pseudónimo de George Orwell y cuyas experiencias en la milicia del partido fueron relatadas en Homenaje a Cataluña. Orwell formó parte del único grupo de voluntarios que ha recibido mucha atención por parte de los historiadores, el del Partido Laborista Independiente (ILP) británico. Andy Durgan, académico británico residente desde hace mucho tiempo en Barcelona, es el mejor indicado para tratar el tema: entre sus trabajos anteriores figura un estudio sobre los orígenes del POUM.

Tras los enfrentamientos callejeros de principios de mayo de 1937 en Barcelona, conocidos en catalán como els fets de maig, el POUM fue acusado de ser una organización tapadera del nazismo, y el 16 de junio de 1937 el gobierno republicano lo declaró ilegal. Uno de sus dirigentes, Andreu Nin, fue detenido y posteriormente asesinado por agentes soviéticos, aunque se afirmó, extrañamente, que había sido rescatado de la cárcel por agentes nazis disfrazados con uniformes de las Brigadas Internacionales. Se detuvo a otros dirigentes del partido, el Hotel Falcón de Barcelona -sede del comité militar del partido- se convirtió en una cárcel del partido comunista y se cerraron sus otras oficinas. Numerosos miembros de la milicia del POUM fueron detenidos, en algunos casos tras regresar de permiso a Barcelona después de servir en el frente de Aragón.    

En el momento de la ilegalización del POUM, la acusación contra el partido de ser una tapadera del Estado nazi se repitió en los medios de comunicación extranjeros y se creyó ampliamente.  Orwell, que regresó a Barcelona desde el frente de Aragón el 20 de junio, se vio obligado a esconderse hasta que escapó a Francia con su mujer. Más tarde, en Homenaje a Cataluña, Orwell se propuso exponer las absurdas acusaciones contra el POUM y sus miembros. En 1938, siete destacados dirigentes del partido fueron finalmente juzgados: se derrumbó la acusación de que eran agentes nazis y, en su lugar, se condenó a cinco de los acusados por intentar una toma de poder revolucionaria en Barcelona en mayo de 1937. Como señala Durgan, el Estado republicano y su sistema jurídico no estaban bajo el control de la Unión Soviética ni del Partido Comunista español y por ello, el tipo de juicio espectáculo que se produjo en Moscú en 1936-1938 no fue posible en la República.

A pesar de la absolución de los dirigentes del partido acusados de ser agentes nazis, se les había cubierto de fango y se mantuvo gran parte del desprestigio contra los miembros del partido y su milicia. Entre las acusaciones comunes lanzadas regularmente contra la milicia del POUM destacan dos: la de jugar al fútbol contra el enemigo en tierra de nadie en el frente de Aragón y la de deserción a gran escala del mismo frente durante los fets de maig. Durgan aporta pruebas para refutar ambas acusaciones. Con respecto a las acusaciones de que el POUM era un nido de espías extranjeros, Durgan acepta que probablemente había espías en todas las unidades militares, pero descarta la idea de que si los hubo, desempeñaran un papel importante entre voluntarios extranjeros del POUM, señalando la amplia experiencia previa a la guerra que muchos de ellos tenían como militantes revolucionarios.  Precisamente, al detallar esos antecedentes de activismo de los voluntarios extranjeros del POUM, Durgan desafía al lector a creer que esas personas pudieran ser espías fascistas o contrarrevolucionarios, y ese es un punto fundamental del libro.

Se desconoce el número exacto de extranjeros que sirvieron en las unidades militares del POUM entre el golpe militar de julio de 1936 y la ilegalización del partido en junio de 1937. Durgan calcula que fueron unos 500, de los cuales ha conseguido localizar a 367; su historia constituye la base de gran parte del libro. Las breves notas biográficas sobre cada uno de ellos que se incluyen en un apéndice dan una idea de la extraordinaria vida de muchos de estos revolucionarios, hasta ahora ignorados, y serán de utilidad para los investigadores.

No es de extrañar que los voluntarios del POUM compartieran muchas características con los miembros de las Brigadas Internacionales: la mayoría eran trabajadores manuales, sólo una minoría tenía experiencia militar previa y un número significativo era judío. Sin embargo, había diferencias: Los poumistas solían ser mayores que los brigadistas.  Mientras que estos últimos incluían voluntarios de alrededor de cuatro quintas partes del total de estados independientes del mundo, los voluntarios del POUM procedían de un número menor de países y era más probable que fueran refugiados antifascistas. Alrededor del 60% de los voluntarios del POUM procedían de países con gobiernos autoritarios, siendo los grupos más numerosos, como es lógico, los de Alemania (alrededor del 30%) e Italia (otro 20%). La mayoría de ellos ya vivían fuera de sus países de origen cuando comenzó la Guerra Civil, a menudo en Francia o Bélgica. Sin embargo, un número importante de poumistas extranjeros ya vivía en España antes del estallido de la guerra: Durgan identifica a 79 de estos residentes extranjeros, 34 de ellos alemanes y 25 italianos. La mayoría de los alemanes vivía en Barcelona, donde, incluso antes de la toma del poder por los nazis en 1933, había una gran comunidad alemana. En 1934 la policía estimaba que había entre 15.000 y 18.000 personas de esta nacionalidad, muchas de ellas inmigrantes sin regularizar. Una de las características de la Europa de entreguerras que subrayan tanto Durgan como Tremlett es el gran número de personas desplazadas.

Los antecedentes comunes de los voluntarios alemanes e italianos como refugiados por las dictaduras en sus países de origen dieron lugar a una diferencia, posiblemente predecible, entre los dos grupos. El establecimiento previo del régimen fascista en Italia significó que la mayoría de los voluntarios italianos habían abandonado el país en la década de 1920, lo que hizo que los poumistas italianos fueron en promedio notablemente mayores que sus homólogos alemanes, y mayores que otros extranjeros del POUM.  

Como era de esperar, muchos de los voluntarios del POUM habían participado activamente en círculos políticos de izquierda en sus propios países, ya sea en grupos y partidos comunistas disidentes críticos con Stalin o en partidos socialistas de izquierda, como el Partido Socialista Obrero de Alemania (Sozialistische Arbeiterpartei Partei Deutschlands -SAPD) y el Partido Laborista Independiente (ILP) británico. Además de proporcionar material de referencia sobre dichos partidos, Durgan incluye un listado alfabético que muchos lectores encontrarán especialmente útil.

Sin embargo, el libro de Durgan no se centra únicamente en los voluntarios extranjeros: también se propone examinar la política militar del POUM. Se trata de un aspecto que, según él, ha sido muy descuidado por los historiadores. Consiste en una descripción detallada de la creación y el desarrollo de las milicias del POUM y de su actividad militar durante el primer año de la guerra, sobre todo en el frente de Aragón.

Los historiadores parecen haber aceptado con demasiada facilidad la imagen de Orwell de Aragón como un frente estancado en el que se combatía poco. Esa imagen encajaba fácilmente en los relatos de la guerra escritos por los opositores al POUM, incluidos quienes apoyaron al partido comunista. El frente de Aragón era claramente un páramo en comparación con las batallas alrededor de Madrid en el invierno de 1936-1937 y con las de las provincias vascas y Asturias en el verano de 1937. Sin embargo, Durgan muestra que las unidades del POUM estaban lejos de estar inactivas, especialmente en los intentos de tomar el bastión franquista de Huesca. De hecho, el mismo día en que el POUM fue declarado organización ilegal, el 16 de junio de 1937, las tropas de la 29ª División, la unidad de milicias del partido que hasta poco antes era conocida como la División Lenin, capturaron la que se conoce actualmente como «Loma de las Mártires» en las afueras de Huesca, al norte, que era importante estratégicamente.

Aunque la mayor parte de las fuerzas del POUM estaban desplegadas en Aragón, Durgan también detalla las experiencias de la unidad del partido en el frente de Madrid, incluido el papel de la argentina Mika Etchebéhèhere, que, a pesar de ser mujer, comandó una compañía de la milicia del POUM y más tarde sirvió en el Estado Mayor de la 36ª Brigada (anarquista), antes de dedicar el tiempo que le quedaba en España a trabajar con la organización femenina anarquista Mujeres Libres.

Mika Etchebéhère, nacida en 1902 en Argentina y fallecida en 1992 en Francia. Aquí en el frente de Guadalajara en 1936. FOTO: Wikipedia

El POUM suele considerarse un partido marginal que tuvo una existencia efímera entre su fundación en 1935 y su supresión. Durgan cuestiona esta afirmación, citando que contaba con 30.000 miembros durante el invierno de 1936/7, principalmente en las zonas más revolucionarias de Cataluña, Valencia y Aragón. Aunque a menudo se da por sentado que la ilegalización del POUM en junio de 1937 supuso el fin del partido, Durgan también demuestra que claramente no fue así: continuó su existencia en la sombra en Valencia y Madrid hasta mediados de 1938: siguieron apareciendo ediciones clandestinas de La Batalla, el periódico del partido, y Durgan cita al director del periódico, Josep Rebull, que afirmó que en diciembre de 1937 seguían activos entre 8.000 y 10.000 miembros.     

Tras la ilegalización del partido, el destino de los voluntarios extranjeros del POUM fue diverso. Durgan sostiene que la mayoría de los voluntarios que procedían de países con regímenes democráticos pudieron salir de España, aunque en muchos casos fue tras periodos de detención. La situación del resto fue mucho más difícil, ya que no pudieron regresar a sus países de origen. Durgan enumera 104 voluntarios que fueron detenidos tras los fets de maig, 31 de los cuales fueron expulsados. Muchos voluntarios se quedaron, o bien para alistarse en unidades anarquistas, en las Brigadas Internacionales, o en unidades regulares del ejército republicano o bien, en algunos casos, para trabajar en fábricas.

Los lectores de Homenaje a Cataluña recordarán que, antes de los fets de maig, el autor, junto con otros voluntarios de la ILP, intentaba pasarse a las Brigadas Internacionales. Los sucesos de Barcelona les hicieron descartar esta posibilidad, y Orwell volvió a la milicia del POUM en el frente de Aragón hasta que fue herido. Sin embargo, parecen haber sido relativamente comunes los traslados entre unidades militares: Durgan identifica a 51 voluntarios que sirvieron tanto en las Brigadas Internacionales como en las milicias del POUM. En algunos casos los antiguos poumistas tenían alternativas limitadas: el italiano Giuseppe Leban, por ejemplo, fue expulsado de España en agosto de 1937, pero dos meses después fue expulsado de Francia y volvió a España para unirse a las Brigadas.

Los detalles biográficos en el apéndice del libro de Durgan revelan la situación de muchos de los voluntarios. El alemán Hans Reiter, por ejemplo, antiguo miembro de la Legión extranjera francesa, sirvió en las milicias del POUM y, tras ser detenido en julio de 1937, se convirtió en oficial del ejército republicano. Detenido en un campo de Argelia entre 1939 y 1942, se unió a la famosa 2ª División Blindada del general Philippe Leclerc, que entró en París a la cabeza de las fuerzas de liberación aliadas en agosto de 1944.  Otto Towe, también alemán, sirvió en la milicia del POUM antes de pasar a la Columna anarquista Durruti en diciembre de 1936 y posteriormente, en julio de 1937, alistarse en las Brigadas Internacionales en las que sirvió hasta el final de la guerra (a pesar de ser brevemente detenido en agosto de 1937). Sus experiencias posteriores incluyeron el internamiento en Francia, el regreso a Alemania, donde fue detenido por la Gestapo, su envío a Grecia como parte de un batallón penal alemán, su huida y finalmente el ingreso en el Ejército Popular de Liberación Griego (ELAS), la mayor de las fuerzas griegas que lucharon contra la ocupación alemana.

Sin embargo, la opción de Towe de unirse a las Brigadas Internacionales no parece haber estado disponible para muchos de los voluntarios que habían sido miembros del Kommunistische Partei Deutschlands, el partido comunista alemán disidente: Durgan señala el papel del KPD-Abwehr, la organización de seguridad del partido comunista alemán pro-Moscú, que acusó a todos los voluntarios alemanes del POUM de ser agentes de la Gestapo y pudo impedir que la mayoría de ellos se alistaran en las Brigadas.

Como indican los casos de Otto Towe y Hans Reiter, el destino de los extranjeros que sirvieron en el POUM fue a menudo muy duro tras la victoria de Franco. Un número significativo de voluntarios alemanes e italianos acabaron, casi inevitablemente, en campos de concentración, inicialmente en Francia, donde sus perspectivas empeoraron tras la caída de Francia en 1940.  De los 52 voluntarios del POUM que Durgan enumera como internados en campos franceses, 28 eran italianos y 18 alemanes. Su situación puede compararse con la de muchos de sus compatriotas de las Brigadas Internacionales. Como estos últimos, muchos fueron enviados al campo de concentración de Gurs, en el suroeste de Francia. Aquí, según Durgan, los poumistas sufrieron la penuria adicional de ser tratados como espías y simpatizantes nazis por los miembros del partido comunista.

¿Cómo debemos valorar la contribución del número relativamente pequeño de voluntarios extranjeros que sirvieron en las unidades militares del POUM? Durgan sostiene que no se debe pasar por alto su importancia. Enumera 36 voluntarios que sirvieron como oficiales y/o comisarios políticos en las unidades del POUM y argumenta que las unidades en las que sirvieron fueron las más eficaces que reunió el partido. Su papel, como el del propio POUM, ha quedado marginado en muchos de los relatos de la Guerra Civil. Pocos historiadores han creído las acusaciones lanzadas contra el partido y su milicia de ser una organización tapadera nazi pero, como indica Durgan, muchas otras acusaciones que aún se repiten con frecuencia contra el POUM eran injustificadas y falsas.  De hecho, una de las conclusiones de Durgan es que:

La principal diferencia entre los combatientes extranjeros del POUM y los miembros de las Brigadas Internacionales fue el vilipendio y, en muchos casos, las medidas represivas a las que serían sometidos.

Voluntarios por la Revolución: La Milicia Internacional del POUM en la Guerra Civil Española (p. 485)

Como se ha indicado anteriormente, el hecho de que este libro se centre en los voluntarios extranjeros del POUM llena un vacío en nuestro conocimiento y comprensión de una faceta de la Guerra Civil. Aunque gran parte del material sobre el partido puede encontrarse ya en la literatura especializada en castellano y catalán, Voluntarios por la Revolución lo pone a disposición de un público más amplio y es recomendable para lectores interesados en la política interna de la España republicana durante la Guerra Civil. Esperamos que quienes nos leen en inglés pronto tengan la oportunidad de disfrutar una edición en su idioma.  

Base de datos elaborada con la colaboración de Enric. Traducción del artículo realizada con la versión gratuita del traductor DeepL y revisión de Concha Catalan.

Se ha actualizado el 4 de octubre de 2022.

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FOTO: Milicianos del POUM recibiendo instrucción práctica en el manejo de ametralladoras. Cuartel Lenin. Barcelona. Biblioteca Digital Hispánica. Imágenes procedentes de los fondos de la Biblioteca Nacional de España.

La documentación de los archivos: clave para investigar el Valle de los Caídos

Entrevista a la historiadora Queralt Solé. Por Eli Pachón, con la colaboración de Laura Cuesta y Concha Catalán

Para celebrar el Día Internacional de los Archivos, publicamos una entrevista con Queralt Solé, doctora en Historia, profesora de la Universitat de Barcelona y autora de Els morts clandestins y otros textos sobre los traslados de restos de víctimas de la Guerra Civil al Valle de los Caídos. También incorporamos un nuevo conjunto de datos, procedente de dicho libro, con 4.089 registros de restos de personas trasladadas al Valle procedentes de diversos municipios de las provincias de Lleida (1.956) y Tarragona (2.133). El total incluye 953 personas no identificadas, de las que no quedó registrado ni nombre ni apellidos; o solo el nombre de pila (de cinco de ellos). 

En las investigaciones de Queralt Solé es fundamental el uso de la documentación de archivo. Desde ihr.world reivindicamos el papel social de los archivos y la necesidad de abrirlos para promover el derecho de acceso al patrimonio documental.

¿Cómo quiso presentar el régimen franquista el Valle de los Caídos a la población? ¿Con qué idea y objetivo se llevó a cabo la construcción?

Pues depende del momento. En 1940 lo presenta como un monumento para los vencedores. Pero a medida que pasa el tiempo y no se construye en el año que estaba previsto, cambia el discurso. Cuando se inauguró en 1959, se presenta como un monumento de reconciliación, apelando a una idea del perdón hacia los que no eran verdaderos españoles.

¿El régimen facilitaba a los familiares la localización de los muertos?

El régimen facilita, es decir, no pone trabas, a aquellas familias que están buscando los “muertos caídos por Dios por España” cuando termina la guerra y se abre todo el proceso relacionado con la Causa General, a partir de abril de 1940.

A partir de 1958, cuando empieza a buscar restos de muertos durante la guerra para ser trasladados al Valle de los Caídos, el régimen ya no facilita nada. Lo que hace es informar: informa por el Boletín Oficial del Estado (BOE), por el Boletín Oficial de la Provincia, a partir de los bandos, de las alcaldías, etc. Informa del hecho de que van a hacer este traslado y, si alguien sabe que su muerto está en una fosa que va a ser trasladada, pues puede decir que no la trasladen o puede ir a recuperar los restos. Esto deberá hacerlo por su cuenta y riesgo. Sin embargo, no hay una voluntad de buscar a un muerto para informar a la familia: el objetivo es localizar fosas para trasladarlas al Valle.

¿Cuándo empezaron los traslados de cuerpos al Valle? 

Empiezan en 1958 y terminan en 1983. Hay diversas fases: inicialmente quieren intentar que todos los traslados sean con consentimiento familiar. Luego se dan cuenta que, solo con este consentimiento no tienen suficiente restos, y es entonces cuando hay una segunda fase en la cual ya no esperan el consentimiento familiar [Hay diversos casos documentados de traslado sin consentimiento,  como los de los familiares de Pedro Fausto Canales o Joan Pinyol]. 

Hay años en los que no se trasladan a nadie y otros en los que se trasladan a una o dos personas. Todo ello hasta 1983, cuando se traslada el último desde Vilafranca del Penedés. Después del golpe de estado del 23F (23 de febrero de 1981), hubo más de doscientas solicitudes de traslados, cuando durante años no había habido ninguna.

¿Los familiares podían solicitar al régimen el traslado de sus muertos?

Sí, porque todo fue público. El régimen, aparte de en los diversos boletines oficiales, también puso anuncios en los periódicos. Se informaba a las familias de la posibilidad de trasladar a sus seres queridos al Valle, siempre que hubieran muerto durante la Guerra Civil y fueran católicos. Esto lo podían pedir al Ayuntamiento y este lo vehiculaba hacia el gobernador civil. El régimen ponía todas las facilidades y no tenían que pagar nada, lo asumía todo el Estado. Si por contra una familia sabía que su muerto estaba en una fosa y decía “no, no, aprovechando que hay todo este movimiento de exhumaciones hacia el Valle de los Caídos, yo lo que quiero es recuperar los restos”, aunque fuese franquista, la respuesta era: “Ningún problema, pero usted carga con todos los gastos”.

Entonces es a partir de 1958 cuando también se trasladan restos de republicanos…

Sí, a partir de 1958. Menos mal que el BOE publicó en 1940 el decreto de creación del Valle de los Caídos, porque si no la falacia del relato de que es un “monumento de reconciliación” aún hubiese triunfado . Por suerte, en 1940 el texto es muy claro sobre para quién se construye este monumento [Ver El Valle para los Caídos en la Cruzada… y otros].

En 1958, la situación nacional en España e internacional es muy diferente; está la voluntad española de unirse a una Europa que va hacia la unificación, a ser reconocida en la ONU… Todo había cambiado mucho. En 1958 el régimen acepta que también se trasladen fosas de republicanos soldados y civiles. 

Aquí es cuando encontramos muchos documentos de los ayuntamientos, que son los que se ponen en contacto diciendo que no tienen claro qué hacer con las fosas de soldados republicanos. Es entonces cuando el régimen dice: sí, esas también. Así, el régimen puede vender con más ahínco esta idea reconciliatoria, diciendo que en el Valle hay muertos de ambos bandos, que todos eran españoles. 

¿Es el propio régimen el que se encarga de los traslados de cuerpos?

Sí, crean una comisión específica para los traslados al Valle, cuya documentación principalmente está en el Archivo General de la Administración. Esta comisión emite las circulares correspondientes cada año y contacta con el gobernador civil para que este traslade la petición a los alcaldes y para que estos le respondan qué fosas hay en su término municipal. Entonces se hace todo a nivel piramidal administrativamente: desde el Ministerio de Gobernación hacia los gobernadores y alcaldes y, de vuelta, de los alcaldes al gobernador y al Ministerio.

Y aquí, por ejemplo, documentalmente encontramos muchas diferencias en función del gobernador civil que hubiese, pues alguno era más detallista e informaba de todo. Por ejemplo, el gobernador civil de Almería, si no recuerdo mal, cada año estableció que debía haber unos traslados determinados al Valle y cada año se trasladaban; había un día en que se hacía una ceremonia y se trasladaban restos al Valle de los Caídos.

¿Cómo se decide qué fosas se exhuman?

Se decide desde el Ministerio, es decir, es el gobernador envía toda la información al Ministerio y la comisión decide. También hay documentación diversa de ayuntamientos que piden trasladar sus fosas durante años. Porque también hay una cuestión práctica por parte de los ayuntamientos: trasladar cuerpos al Valle de los Caídos para ganar espacio en el cementerio. Si la fosa no fue escogida en su momento, se pide que sea trasladada. Pero la decisión final se toma en Madrid.

¿Y con qué criterio?

El criterio no lo conocemos, aún no lo hemos establecido. Yo pienso que inicialmente en la primera fase, 1958-1962, más o menos, es por criterio de recogida de cajas en un camión. Se seguiría el siguiente criterio: “no iremos hasta este pueblo sino que pasaremos por la nacional y ya está”. Creo que es un criterio práctico, pero seguimos estudiando..

¿El régimen promovió el tráfico indiscriminado de restos? 

El régimen discursivamente decía que no quería hacer diferencias, pero cuando se analiza la documentación de los archivos,  las diferencias siempre están presentes, es decir, cuando buscando fosas siempre están pensando en soldados o civiles represaliados o muertos defendiendo la España que ellos creen que se tenía que defender. Cuando son trasladados al Valle de los Caídos sí que son colocados en las criptas de forma indiscriminada por lo que sabemos, pero en cambio se hace una cosa que se llama el ‘Libro de los muertos’.  En este solo se recogen los nombres de aquellos en los que hay nombre y apellido conocido, que siempre son soldados franquistas o civiles franquistas. En muy pocas ocasiones se envían listados con las identidades de los soldados o civiles republicanos.

Es un discurso falso que se trata a todos por igual, porque se observa desde la propia documentación o en el ‘Libro de los muertos’, o incluso en la jerarquización dentro del Valle de los Caídos: se crea una diferencia absoluta entre unos muertos y otros .

¿Quiénes fueron las primeras personas que se enteran de que se trasladaron muertos sin consentimiento familiar?

Antes de que yo publicase mi investigación hubo un hombre que hizo mucho trabajo. Fue posiblemente de los primeros que fue consciente de que se trasladaron cuerpos sin consentimiento. Se llama Canales.  [Ver Memoria democrática a debate]

Cuando publico mi investigación y sale en Sapiens el librito con todos los nombres de los catalanes trasladados al Valle de los Caídos, es cuando Joan Pinyol averigua que su abuelo , a quien creían en Lleida, está en el Valle de los Caídos. También otra persona me llama para decirme que ha tenido un susto de muerte cuando ha visto el nombre de su familiar, que ha hecho muchas preguntas a su familia y que en realidad, no está en el Valle aunque aparezca su nombre en el listado. Cuando una familia exhumaba a alguien, nadie tachaba el nombre de un listado conforme ese muerto había dejado de estar en la fosa común. 

A partir de las investigaciones que hemos ido haciendo con los años, vemos que es poco fiable la documentación del Valle de los Caídos. Así que es algo muy posible y muy probable que un porcentaje de la información sobre los muertos que están en el Valle debe ponerse en duda; podría ser un veinte por ciento. Hay muchos casos de personas que están en los listados, pero que a la hora de la verdad no están en el Valle. [Ver Las fosas del valle de los Caídos municipio a municipio, basado en los datos del Ministerio].

Hay un caso, el de Aristot, cerca de la Seu d’Urgell. Se dice que había una fosa de soldados republicanos y cuando se decide que se traslada al Valle de los Caídos, la abren y hay botellas con los nombres de los soldados. Hay uno que es de Caldes de Montbui. Llaman, localizan a la familia y la familia sube a buscar a su muerto, y el resto son trasladados al Valle de los caídos. El nombre, si no recuerdo mal, está como trasladado y no está en el Valle porque la familia lo fue a buscar antes.

Se dan circunstancias varias. Puede ser que estén registrados como trasladados porque sí habían sido enterrados pero resulta que las familias los fueron a buscar justo cuando lo entierran, o cuando están exhumando la fosa para trasladarla al Valle porque alguien les avisa de que allí está su pariente. En general, son poco delicados a la hora de trasladar la información. Se crea un gran volumen de documentación pero, cuando la miras con lupa, ves errores. Al final depende también del factor humano, hay gente que lo hacía con mucha mucha delicadeza. 

¿Cómo cuantificaban los no identificados?

Contando cráneos, supongo, según como estaban enterrados. Los soldados franquistas normalmente están enterrados en zanjas, uno al lado del otro. Las fosas de soldados republicanos no están tan bien organizadas. [¿A cuántas personas se trasladó desde cada municipio?].

¿Qué marcaba que las cajas fueran individuales o colectivas?

La caja individual era sobre todo para aquellos familiares que lo pedían expresamente, mientras que las cajas colectivas se piensan para todos los soldados, franquistas o republicanos.

¿Y qué pasó con los restos no identificados?

En la documentación consta la procedencia, la fecha de inhumación, la fecha de exhumación… Los datos que tenían los registraban, y sobre todo el lugar de procedencia. Entonces la información que hay es: no identificado, lugar de procedencia y fecha de entrada al Valle de los Caídos.

Se estima que hay unos 33.000 trasladados. ¿Se podrá conocer en algún momento la cifra exacta?

Yo creo que nos aproximaremos, pero una cifra cerrada no creo que la podamos dar. Incluso si contáramos los cráneos, no podríamos dar la cifra de restos. Porque no se hicieron exhumaciones con garantías de esos restos, se sacaban como se sacaban. Ha habido fosas que se pensaba que aún estaban y al final resulta que habían sido trasladadas. Al número exacto de restos nos aproximaremos con una buena investigación. Pero hay unos 12.000 desconocidos. 

¿Qué documentación se generaba sobre los muertos?

Hay un montón de documentación burocrática entre administraciones, gobernador civil, Ministerio, Patronato del Valle, Ayuntamiento…  Esto por una parte. Por otra, hay unos listados de Patronato del Valle de los Caídos, que son unas plantillas que crea el Patronato para que las rellenen los ayuntamientos. También se crea un certificado oficial en cartón, con el sello del Patronato del Valle, con el nombre de la persona que está enterrada y el columbario, la fila y la cripta en que está. Incluso si es desconocido.

Aparte de esta documentación, se crea un registro de entrada, que está en el Monasterio del Valle de los Caídos, con los nombres de los restos que van entrando y la procedencia.  Y también se crea una ficha individual para cada uno de los restos, que está también en el monasterio. Esto a nivel documental, cuando los restos llegan al Valle, aparte de toda la burocracia entre administraciones. Quizás hay otros de orden interno que no hemos visto, porque los custodian los benedictinos.

Documentación del Patronato. «Relación de los gloriosos restos procedentes de la Cruzada Nacional que se envían para su eterno descanso al Monumento Nacional de la Santa Cruz del Valle de los Caídos en Culgamuros». Foto cedida por Queralt Solé.

¿Los documentos sólo se conservan en el Monasterio?

Los últimos que he comentado me los dejaron ver los benedictinos. No sé si son de los benedictinos o de Patrimonio Nacional, que es quien en principio tiene potestad respecto al Valle de los Caídos y toda la documentación. 

Hay un fondo documental importante en el archivo del Palacio Real y otro en el Archivo General de la Administración. Y además algún otro fondo en los archivos de los municipios, en los archivos comarcales, provinciales… Pero estos serían los principales.

¿Estos fueron los documentos que consultó para su investigación sobre los catalanes enterrados en el Valle?

Yo consulté principalmente la documentación que se conserva en el Archivo General de la Administración, la que se conserva en los archivos de los municipios, y la de los Archivos provinciales. En aquel momento, solo encontré documentación del Valle de los Caídos en el Archivo Histórico de Lleida. Hoy por hoy allí es donde se conserva el mayor volumen de información respecto a los traslados desde Cataluña. La encontré llamando y preguntando si les sonaba lo que buscaba. Al principio me dijeron que no. Sin embargo, al cabo de unos días me contactaron para decirme que habían encontrado unos legajos. De Barcelona aún no hemos localizado esta documentación, lo que no quiere decir que no esté ni que se esté ocultando. Quiere decir que a lo mejor son fondos que están por catalogar: esto pasa muy a menudo en muchos archivos.

¿Hubo algún archivo al que fue imposible acceder en su momento?

No me dejaron acceder al Archivo Municipal de Bot, en Tarragona. Allí hay una gran fosa que fue trasladada y yo quería ver la documentación municipal. Sin embargo, hace pocos años otra persona quiso hacer un trabajo sobre el tema y no tuvo ningún problema. Es un ejemplo que corrobora cómo al final se depende del factor humano. Puedes encontrar personas que no tienen ningún problema en dar acceso, y personas que son reticentes a dejar ver cierta documentación. 

¿Y también se conserva información sobre la construcción del Valle?

Sí, esto se está estudiando ahora. Recientemente se ha publicado una investigación arqueológica, que también ha arrojado mucha luz sobre cómo vivían los los presos. [Se trata del estudio Arqueología del Valle de los Caídos. Prospección y excavación en los espacios de vida de los trabajadores y sus familiares]

¿Había alguien dentro del régimen que se posicionara en contra de llevar a cabo estos traslados?

Sí, los carlistas. Se opusieron al monumento en sí y, de hecho, se construyeron dos monumentos para que los carlistas no fueran trasladados al Valle: uno en el municipio de Codo (Zaragoza)  y el otro en Montserrat  (Barcelona).

Esto no quita que algunos carlistas seguramente fueran trasladados. Luego hubo algunas voces que estaban en contra de que este monumento pasase a ser reconciliatorio. De hecho, el primo de Franco recoge en sus memorias cómo hay alguna gente que no ve claro esto de que allí haya muertos republicanos. Seguro que la situación creó más controversia de la que hasta ahora conocemos.

¿Qué debería pasar con el Valle?

Creo que tiene que ser un lugar que explique el régimen, un lugar didáctico. Habría que museizarlo, transformarlo en un elemento del pasado que ya no represente a nadie y que sirva para explicar el régimen. Da mucho juego porque ahora se han hecho las excavaciones de todos los poblados de los trabajadores, y puedes explicar la forma de vida de los batallones de trabajadores, la represión brutal allí, en las prisiones, las formas de vida, el hambre,… Y luego lo que pretende el monumento en sí, la arquitectura… Da muchas posibilidades para explicar el régimen. Pienso que debe perder su significado transformándose en una cosa del pasado que te explica el pasado.

Aparte de acciones que se pueden hacer, como una gran exposición con listados de nombres. Yo derribaría a la cruz, aunque lo veo imposible, porque no es una cruz que represente al cristianismo, es una voz que impone una forma de ver el mundo, como una espada nacional católica clavada al lado de la capital. Esa cruz no está marcando nada, está vigilante. Para mí, no es representativa de una religión.

FOTO: Fray Justo Pérez de Urbel dando a besar el crucifijo a Franco en la inauguración del Valle de los Caídos [1 abril 1959], por Martín Santos Yubero (Madrid 1903-1994). Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

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El Valle: para los Caídos en la cruzada… y otros

Texto: Concha Catalán / Laura Cuesta. Datos y mapas: Alejandro Zappala. Con la colaboración de Martin Virtel y Marta Martínez.

Después de Las fosas del Valle de los Caídos municipio a municipio, seguimos con otro artículo relacionado con la inclusión en nuestra base de datos de más de 23.000 nombres de personas cuyos restos fueron trasladados allí tras la exhumación de 500 fosas en diversas ocasiones con este objetivo [ver descripción].

La dictadura de Franco dio a conocer el proyecto de construcción del Valle de los Caídos exactamente un año después del final de la guerra civil, que se inició tras un golpe de estado fallido y se alargó por el apoyo logístico y económico de los gobiernos de Mussolini y de Hitler a los sublevados. 

Un aspecto que suele caracterizar a las dictaduras frente a los gobiernos democráticos, además de la falta de separación de poderes, es el afán de perpetuarse con la creación de grandes monumentos sin tener en cuenta las necesidades básicas de la población. En España, el final de la guerra dio paso a la dura posguerra, al hambre y a trece años de racionamiento de alimentos básicos, y de estraperlo [mercado negro].

Mientras tanto, así quedó redactado el proyecto del Valle de los Caídos en el decreto de 1 de abril de 1940 disponiendo se alcen Basílica, Monasterio y Cuartel de Juventudes, en la finca situada en las vertientes de la Sierra del Guadarrama (El Escorial), conocida por Cuelgamuros, para perpetuar la memoria de los caídos en nuestra Gloriosa Cruzada:

La dimensión de nuestra Cruzada, los heroicos sacrificios que la victoria encierra y la trascendencia que ha tenido para el futuro de España esta epopeya, no pueden quedar perpetuados por los sencillos monumentos con los que suelen conmemorarse en villas y ciudades los hechos salientes de nuestra Historia y los episodios gloriosos de sus hijos.
Es necesario que las piedras que se levanten tengan la grandeza de los monumentos antiguos, que desafien al tiempo y- al olvido y que constituyan lugar de meditación y de reposo en que las generaciones futuras rindan tributo de admiración a los que les legaron una España mejor.
A estos fines responde la elección de un lugar retirado donde se levante el templo grandioso de nuestros muertos en que por los siglos se ruegue por los que cayeron en el camino de Dios y de la Patria. Lugar perenne de peregrinación en que lo grandioso de la naturaleza ponga un digno marco al campo en que reposen los héroes y mártires de la Cruzada.

Decreto 1 abril 1940 BOE 2 abril 1940

La denominación de Cruzada [Expedición militar contra los infieles, especialmente para recuperar los Santos Lugares] en el Boletín Oficial del Estado no fue casual, pues quienes apoyaron la sublevación equipararon la Guerra Civil a una lucha religiosa. Así tituló La Vanguardia la inauguración del Valle de los Caídos [y así la explicó ]

La Vanguardia, 2 de abril de 1959. Hemeroteca digital

Franco y muchos de sus seguidores dibujaban a la República como un enemigo demonizado, comunista, amante de la violencia anticlerical, al que era necesario erradicar: la anti-España. La Vanguardia reprodujo íntegramente el discurso de Su Excelencia (S. E.) el Jefe del Estado a lo largo de cuatro páginas, con este inicio:

El relato lo impregnó todo, y muy rápidamente: desde el culto a los caídos a la exaltación de la figura del líder carismático”, señala Javier Rodrigo en Cruzada Paz Memoria. La Guerra Civil en sus relatos.

De todos los miembros de Acción Española, Pemartín simbolizaría como ninguno el tránsito hacia el caudillaje totalitario [nota], basado en la experiencia fundadora de la guerra: «En una época de tremenda crisis, encarnando la Voluntad de Dios, [Franco] salva a un país –España–, a una civilización –Europa–, a la misma Obra de Dios en la tierra –la Cristiandad” [nota]. Defender a los católicos frente a la violencia sería una base fundamental de legitimidad que equilibraría y daría contenido al Alzamiento. “No podemos olvidar –señalaría en 1939 Eloy Montero– que acabamos de realizar una Cruzada y que el nuevo Estado es fruto de esa cruzada misma; que con sus Crucifijos, medallas y escapularios sobre el pecho fueron al campo nuestros soldados; que ha habido millares de mártires, víctimas de la horda por profesar su fe, y que falangistas, requetés y soldados dieron su vida en las trincheras por Dios y por España” [nota].

Rodrigo, Javier. Cruzada Paz Memoria. La Guerra Civil en sus relatos. (Editorial Comares, 2013) (p. 39)

De Valle de los caídos por Dios y por España a monumento a la reconciliación


En los diecinueve años transcurridos entre el anuncio del mausoleo y su mastodóntica construcción poco cambió en la rigidez de la dictadura respecto a la aplicación de la justicia militar a sus disidentes. [Ver ¿Qué eran los sumarísimos?].

Pero sí cambió el relato respecto al Valle -no los hechos, ni la documentación que se ha conservado–. Pasó de ser lugar de privilegio donde solo iban a reposar los Caídos por Dios y por España en la gloriosa Cruzada a monumento por la reconciliación entre sublevados y republicanos, tal como ahora se anuncia en la propia página de la Abadía. El cambio a este relato se produjo en un momento de apertura internacional de España.

En principio, el único requisito emitido por el régimen para ser enterrado en el monumento de San Lorenzo de El Escorial era ser español y católico. ¿Cómo es posible que se acabaran trasladando restos de víctimas republicanas al Valle de los Caídos? Nos lo explica la Doctora en Historia Contemporánea Queralt Solé, estudiosa del tema:

Los traslados de personas al Valle de los Caídos empezaron en 1958 y terminaron en 1983, cuando se trasladó el último cuerpo desde Vilafranca del Penedés. (…) Hay diversas fases en el traslado de los cuerpos. Inicialmente intentaron que todos los traslados fueran con consentimiento familiar. Luego se dieron cuenta de que no tenían suficientes restos, y entonces hay una segunda fase en la cual ya no esperaron el consentimiento de las familias.

Es destacable la situación de indefensión de las familias, tanto de combatientes del bando sublevado como republicano, pero especialmente de estos últimos, cuyos restos fueron trasladados al Valle no solo sin consentimiento, sino también sin conocimiento de esta circunstancia. [Ver La memoria democrática a debate]

La exploración de los datos del Ministerio revela además que desde algunos municipios se exhumaron fosas y trasladaron restos hasta en seis ocasiones, con números muy desiguales, en concreto 2.544 cadáveres (1.144 identificados) desde Teruel, en 1959, 1961, 1963 (julio y octubre) y 1964 (febrero y diciembre); y 73 restos desde Almería (todos identificados) en 1959, 1961, 1962, 1963, 1964 y 1968.

También hubo traslados a lo largo de cuatro años desde otras fosas: 4.015 cadáveres desde Zaragoza (3.769 identificados) en 1959, 1960, 1961 (23 enero, 2 febrero, 17 febrero, 28 febrero, 16 marzo, 4 abril y 16 mayo) y 1964; además se trasladó 115 restos desde Toledo (todos identificados) en 1959, 1962, 1968 (17 junio y 12 noviembre), y 1974.

Aquí puede verse otro mapa de símbolos proporcionales elaborado por Alejandro Zappala mediante el software QSIG con la procedencia de los restos no identificados [Ver mapa de Procedencia de la totalidad de los cuerpos trasladados aquí]

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Para organizar la exhumación de las fosas y el traslado de los restos desde un punto de vista administrativo, el régimen creó una comisión, cuya documentación principal se custodia en el Archivo General de la Administración (AGA), en Alcalá de Henares (Madrid). La comisión se encargaba de contactar a los Gobernadores Civiles mediante envío de unas circulares durante años, para que ellos, a su vez, trasladaran la petición de restos a los alcaldes de su provincia.

Administrativamente, todo se hace a nivel piramidal, desde lo que sería el Gobierno central y el Ministerio de Gobernación hacia los gobernantes, gobernadores y alcaldes (…) Aunque todo estuviera promovido por el régimen, los carlistas mostraron su oposición tanto al traslado de restos como al propio monumento. 

Queralt Solé, en entrevista con ihr.world

Además de las peticiones de restos mortales que cursaba la Administración Pública para llenar el Valle de los Caídos, las familias de los fallecidos también podían solicitar que los restos de sus allegados fueran trasladados al Valle.

El régimen puso anuncios en los periódicos con información para las familias (…) Lo podían pedir al Ayuntamiento y este lo vinculaba al gobernador civil. Ponían todas las facilidades. [La familia] no tenía que pagar nada, lo asumía todo el Estado.

Queralt Solé

Existe la hipótesis de que el gobierno decidía los municipios en que se exhumaban fosas teniendo en cuenta si estaban en lugares accesibles por carretera, ya que el macabro transporte de restos mortales en cajas individuales o colectivas se efectuaba en camiones. En la entrevista con Solé, la investigadora declaró: “Hay un momento en que se pide [a quienes organizaban los traslados de restos exhumados en cada municipio] que se trasladen [las cajas] a pie de carretera”. Es por ello que cobran aun más sentido los mapas de Alejandro, que incluyen el trazado las carreteras nacionales.

Existen también fosas de las que consta que se trasladó un número indeterminado de restos. Estas 500 fosas exhumadas para trasladar restos al Valle de los Caídos constituyen alrededor de un diez por ciento de la totalidad de fosas comunes con personas desaparecidas violentamente durante la Guerra civil o la represión política posterior. El Ministerio de Presidencia tiene registradas actualmente 4.945 fosas.

Lee también:

Imagen: Cartel de propaganda Una cruzada, un destino [fragmento]. Biblioteca Digital Hispánica. Biblioteca Nacional de España. Original aquí. CC_BY

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Las fosas del Valle de los Caídos municipio a municipio

Texto: Concha Catalán / Laura Cuesta. Datos y mapas: Alejandro Zappala. Con la colaboración de Martin Virtel y Marta Martínez.

En 1958 se inició un macabro tráfico de cadáveres a lo largo y ancho de las carreteras españolas para trasladar en camiones los restos de personas muertas durante la Guerra Civil. El objetivo: llenar con ellos el mayor mausoleo de la historia de España, el Valle de los Caídos, que sería inaugurado el uno de abril de 1959.

Hoy iniciamos una pequeña serie de artículos sobre el Valle de los Caídos y estos traslados de cadáveres.

En 2018 incorporamos a nuestra base de datos los más de 20.000 nombres de las víctimas trasladadas al Valle de los Caídos y sus provincias de origen. Lo explicamos en ¿Dónde murieron los trasladados al Valle de los Caídos?

Hoy damos un paso más y añadimos a esos nombres nueva información: el municipio desde el que fueron trasladados y la ubicación concreta de la fosa en el municipio, si esta consta en el mapa de fosas, ahora alojado en la web de Memoria Democrática del Ministerio [anteriormente en el de Justicia, ahora en el de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática]. Puedes leer aquí la descripción del conjunto de datos.

El análisis de los datos es posible gracias al trabajo de nuestro colaborador Alejandro Zappala, que además ha elaborado mapas de símbolos proporcionales mediante el software QSIG.

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Consideramos que merece la pena explicar este primer mapa, que constituye una verdadera metáfora de la herida de las fosas comunes exhumadas para su traslado al Valle en el territorio español. Las carreteras, rojas como venas, recorren España y a lo largo de las mismas se ubican los puntos en los que se exhumaron cadáveres para su transporte. El perfil geográfico de cada municipio donde se exhumó queda destacado en marrón oscuro como fosa latente bajo la marca de color, que indica el volumen total de personas cuyos restos fueron trasladados. Las zonas teñidas de granate más oscuro, cual moratones, corresponden a las zonas de mayor densidad de fosas con cuerpos exhumados. 

En el siguiente gráfico pueden verse los datos de las fosas exhumadas de los municipios desde los que se trasladó un mayor número de personas, con la proporción de personas identificadas y no identificadas de cada uno.

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Los datos revelan que los restos de 33.840 personas fueron trasladados al Valle desde un total de 500 fosas en 460 municipios del territorio español. Entre ellos, por ejemplo, Ramon Piñeiro Jiménez y Francisco Ramos Rubio, desde Ceuta, y Alfonso Prendes Estrada, desde Melilla. Los diez municipios desde los cuales más cadáveres se trasladaron fueron Zaragoza (4.024 personas), Griñón, Madrid (3.180), donde había un hospital de sangre del bando sublevado; Teruel (2.916), Madrid (2.124), Getafe, Madrid (1.552), Bot, Tarragona (1.194), Oviedo (1.040), Gandesa, Tarragona (923), Grado, Asturias (920) y Huesca (855). 

Los diez municipios de donde proceden más personas identificadas son Zaragoza,(3.769); Griñón (2.217), Madrid (1639), Bot (1.194), Teruel (1.142), Grado (870), Gandesa (863), Batea (835), Cella, Teruel (635) y Horta de Sant Joan, Tarragona (576).

Hay 11.688 restos de personas sin identificar. Sin embargo, desde algunos municipios, como Bot o Batea (Tarragona), no se trasladó a personas no identificadas. Porcentajes altos de trasladados identificados también se dan en Zaragoza (93%) y Gandesa (93,5%). Los sublevados tenían instrucciones para enterrar a los muertos con una botella de vidrio que contenía su nombre y graduación militar en el interior, y esto debió facilitar su identificación.  

Documentos encontrados en botellas de vidrio junto a soldados franquistas enterrados en el cementerio de Batea. Archivo Municipal de Batea (Tarragona). The valley of the fallen: a new El Escorial for Spain, por Queralt Solé

Lee también

FOTO: Documentación del Patronato. «Relación de los gloriosos restos procedentes de la Cruzada Nacional que se envían para su eterno descanso al Monumento Nacional de la Santa Cruz del Valle de los Caídos en Culgamuros». Foto cedida por Queralt Solé.

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Tres nuevos conjuntos de datos de consejos de guerra

Tenemos muchos listados de nombres y apellidos de personas represaliadas que vamos incorporando, y este curso estamos dando prioridad a los consejos de guerra. Con esta nueva inclusión de datos, hemos llegado a 1,4 millones de registros.

Hemos incorporado tres nuevos conjuntos de datos únicamente de consejos de guerra. Son casi 50.000 registros más de este tipo, que se suman a los más de medio millón que ya teníamos integrados en la base de datos (Superamos el medio millón de consejos de guerra). Lo destacable de dos de ellos es que los expedientes pueden leerse íntegramente online.

El mayor de los conjuntos de datos que incluimos ahora consta de 30.665 registros de consejos de guerra de la 1ª Región Militar, gracias a la actualización de datos del Archivo General e Histórico de Defensa en septiembre de 2021. La Auditoría de guerra de la 1ª Región Militar tenía la sede de su Capitanía General en Madrid, y jurisdicción sobre Madrid, Toledo, Ciudad Real, Segovia, Ávila y Cáceres. También la tuvo sobre Guadalajara desde 1942 y sobre Badajoz hasta 1960. Hemos descrito el conjunto de datos aquí. No se indica la provincia en la que se inició la instrucción del procedimiento judicial militar dentro de la 1ª Región Militar.

Además, hemos añadido consejos de guerra de dos provincias andaluzas: Huelva y Jaén, custodiados por el Tribunal Militar Territorial Segundo, con sede en Sevilla. Se da la circunstancia de que las Diputaciones de ambas provincias han llevado a cabo impresionantes procesos de digitalización de todos los expedientes de procedimientos judiciales militares. Por ello, están disponibles íntegramente online si se dispone de certificado digital.

Se trata de más de 6.000 consejos de guerra de la provincia de Huelva y más de 12.000 de la provincia de Jaén.

Incorporamos los 6.454 registros de consejos de guerra de la provincia de Huelva gracias a la investigación de Jose María García Marquez en el Archivo del Tribunal Territorial Militar Segundo, digitalizados por un acuerdo con la Diputación de Huelva y accesibles íntegramente online mediante certificado digital. Lee sobre ellos aquí y consúltalos en el siguiente enlace. Pronto analizaremos esos datos. 

Explora los procedimientos judiciales de Huelva aquí 

Finalmente, hemos añadido referencias a 12.057 consejos de guerra de la provincia de Jaén, digitalizados por el Instituto de Estudios Giennenses, también procedentes del Archivo del Tribunal Territorial Militar Segundo y accesibles íntegramente online mediante certificado digital.  Lee sobre ellos aquí y consúltalos en el siguiente enlace:

Explora los procedimientos judiciales de Jaén aquí

En fecha 3 Noviembre 2022 se ha republicado el gráfico de datawrapper para evitar confusión con los colores.

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Las víctimas de la represión en Sevilla provincia

La base de datos de IHR ha sumado recientemente nuevos nombres gracias a la aportación del investigador José María García Márquez, que en 2012 publicó Las víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1936-1983) (Aconcagua Libros, ISBN:978-84-96178-94-6), cuyos datos ha compartido con el proyecto de ihr.world. 

En más de setecientas páginas, Márquez identifica miles de víctimas de la provincia de Sevilla, además de adentrarse en la historia del golpe militar, detallando los acontecimientos de cada pueblo de la provincia. Según reseña el autor en la introducción del tomo, Sevilla fue una provincia “especialmente masacrada por los rebeldes” y afirma que, junto a Córdoba y Badajoz, fue “la que más sufrió la sevicia de los militares sublevados”. 

La investigación de Márquez, tal y como expresa su autor, es fruto de un trabajo colectivo, donde la participación durante años de familiares, vecinos, investigadores e historiadores ha sido imprescindible para la configuración del libro.

El conjunto de datos Víctimas de represión por el golpe de estado revela un total de 11.287 víctimas. El 95% residía en la provincia de Sevilla en el momento de la represión; 502 personas eran residentes de otras provincias de España, 4 residían en otros países y de 7 desconocemos el lugar de residencia. 

Se conoce la provincia de nacimiento de tan solo la mitad de las víctimas. De ellas, la gran mayoría eran sevillanos de nacimiento (4.151), pero también encontramos personas nacidas en Huelva (269), Badajoz (207) y Cádiz (209), entre otros. Conviene destacar las 50 personas nacidas en países extranjeros que el conjunto de datos también recoge, entre los que se encuentran Argentina, Portugal o Gran Bretaña.

En cuanto al género, los datos revelan que entre las víctimas mortales hubo 759 mujeres, un porcentaje que no llega al siete por ciento. Con respecto a la edad, el 42% tenía entre 25 y 45 años y 160 personas eran menores de 18 años en el momento de su muerte o desaparición. 

El libro de García Márquez también recoge información sobre la fecha de la represión. La mayoría (6.614 en total) murieron o desaparecieron en 1936. En 1937 fueron 964 los represaliados.

El libro incluye, además, dos anexos cuyos datos también incorporamos a la base de datos. Se trata de Sevillanos muertos en el ejército republicano y de Víctimas de la violencia izquierdista. El primero incluye 254 registros, mientras el segundo recopila 479. Todas eran personas residentes de la provincia de Sevilla excepto tres: uno de Huelva, otro de Córdoba y un tercero del que se desconoce el lugar de residencia.

El trabajo de Márquez incluye también una tabla que simplifica las más de 500 causas de muerte que recopiló el autor según el texto de cada uno de los expedientes de cada archivo. No disponemos de esa información simplificada. Por esta razón, se ha optado por no incluir la causa de muerte en cada uno de los registros de la base de datos. En ocasiones, el redactado de la causa de la muerte era literal y variopinto: “A causa del dominio marxista de esta villa”; “A consecuencia del glorioso alzamiento nacional”, “Asfixia por ahorcadura”; “En refriega con las fuerzas liberadoras”. 

Sin embargo, hemos podido agrupar las causas de muerte más repetidas para realizar la siguiente visualización:

También según los datos, 75 hombres murieron en campos de concentración nazis en territorio austriaco, en Mauthausen-Gusen (incluido el subcampo de Steyr) y Hartheim. 

Asimismo, en 5.146 personas consta como causa de la muerte la aplicación del bando de guerra (leer aquí el bando de guerra de Queipo de Llano). El bando de guerra de Franco destituía a todos los representantes públicos y, en caso que continuaran en sus puestos, anunciaba que se les acusaría de “delito de rebelión”. Este delito y el de “auxilio a la rebelión” fueron los utilizados para aplicar graves condenas a las personas con alguna relación con la República

Quedan destituidos los Gobernadores Civiles y Delegados del Gobierno, Ayuntamientos, Cabildos, Mancomunidades interinsulares y cuantas Juntas de cualquier clase dependan de dichas Corporaciones. Los destituidos integrantes de ellas se abstendrán en el desempeño de su cometido a partir del instante de la publicación de este Bando y la contravención del mismo en este sentido se reputará como suficiente para considerarlos incursos en el delito de rebelión. (art 5º bando de guerra) 

Podemos destacar los siguientes nombres: Santos Blanco Escobar (15 años), Juan Calerón Gamero (15), José Cornejo Moreno (16), Juan González Espinosa (12), Antonio Herrera Pernía (12), Juan Moreno García (15) y Francisco Rivera Jiménez (14). A todos ellos se les aplicó el bando de guerra siendo menores de edad en el momento de la represión. 

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FOTO: Frente de Andalucía. Después de ser tomada Utrera, las fuerzas detienen a los cabecillas marxistas. Por Serrano (1888-1975) Photo Club. España – Delegación del Estado para Prensa y Propaganda. Biblioteca Nacional de España. Biblioteca Digital Hispánica.

Superamos el medio millón de consejos de guerra

Iniciamos el curso en que nuestra asociación celebrará cinco años de existencia incorporando nueve nuevos conjuntos de datos a la base de datos centralizada de la Guerra Civil y el franquismo, gracias a nuestro trabajo voluntario en equipo. 

Entre ellos, por primera vez, hay datos inéditos, nunca antes publicados ni en papel ni online. Se trata de una detallada relación de los 1.794 registros de Procedimientos Judiciales Militares de personas nacidas o residentes en Menorca (Illes Balears) , elaborada por el historiador Josep Portella Coll, a quien agradecemos su confianza en nuestro proyecto. Las causas que ha descrito están en el Juzgado Togado Militar Territorial Nº 33 (JUTOTER 33), sede de Palma de Mallorca del Tribunal Militar Territorial 3º.

Integramos también los Procedimientos Judiciales Militares de Araba/ Álava, Burgos, Salamanca, Soria y Valladolid, publicados en listados PDF por el Archivo Intermedio Militar Noroeste (Ferrol). Suman en total 35.658. Junto los 485.136   cuyas referencias ya estaban disponibles, hemos superado los 520.000 sumarísimos, lo que nos convierte en la mayor base de datos online consultable a un clic de este tipo de documentación. [ ¿Qué eran los sumarísimos? ]

Hasta ahora teníamos referencias de archivo de procedimientos judiciales de once provincias (Alacant , Albacete, Barcelona, Castelló, Girona, León, Lleida, Madrid, Tarragona, Valencia y Zamora) , y ahora añadimos procedimientos judiciales militares de cinco provincias más. Aun así, por la dispersión de la documentación, no podemos afirmar que se trate de la totalidad de dichos procedimientos de cada lugar. Esto es especialmente así en el caso de Soria; el propio archivo especifica que la mayoría de expedientes se encuentran en el Juzgado Togado Militar Territorial nº 32 de Zaragoza.

Además de estos conjuntos de datos de procedimientos judiciales militares, añadimos a nuestra base de dados la investigación del historiador Jose María García Márquez del libro Las víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1936-1963), que publicamos en tres conjuntos de datos diversos: 11.287 registros de Víctimas de represión tras el golpe de estado, siendo el principal; además de dos anexos de: Muertos del Ejército republicano y Víctimas de la violencia izquierdista.

En las próximas semanas podremos ofreceros análisis más detallados de algunos de estos conjuntos de datos.

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FOTO: Fila de prisioneros republicanos en Utrera. Autoría: Serrano (1888-1975). Delegación del Estado para Prensa y Propaganda. Biblioteca Digital Hispánica. Biblioteca Nacional de España

El silencio roto: Así sonaban las cárceles franquistas

Laura Cuesta / Núria Noguera (con la colaboración de Guillermo Nasarre)

Hoy 21 de junio, para conmemorar el Día Europeo de la Música, publicamos un artículo dedicado al proyecto El Silencio Roto, de Elsa Calero-Carramolino. Este recoge las experiencias musicales en recintos de detención política (prisiones, hospitales penitenciarios y campos de concentración), durante la dictadura de Francisco Franco. A modo de página web, el proyecto recoge 73 biografías de personas vinculadas al ámbito musical que fueron represaliadas, 176 fichas catalográficas de obras que fueron compuestas en prisión, y un índice topográfico de 211 centros de retención donde tuvieron lugar estas prácticas. De las 73 personas, 56 fueron músicos, y hemos incorporado sus nombres a la base de datos como tales en el conjunto de datos Músicos encarcelados durante la dictadura.

La recuperación de estas biografías forma parte de la tesis doctoral de la autora: Prácticas musicales en el ecosistema sonoro penitenciario franquista (1938-1948): propaganda, contrapropaganda y clandestinidad

Después de graduarse en Historia y Ciencias de la Música, Elsa Calero se interesó por las relaciones entre música y poder en el siglo XX. La idea del proyecto surgió  por el programa de Televisión Española El coro de la cárcel: “Pensé que si ahora se hace música en las prisiones, quizá en la época de la Guerra Civil y el franquismo, que es la que a mí más me interesaba, también se componía música”, explica la autora. También tuvo en cuenta la música de los campos de concentración nazis: “Hace un par de años tuvo lugar la exposición Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos  y me hizo reflexionar que en España hace menos y lo tenemos mucho más cerca”. El Silencio Roto es el resultado de muchos años de investigación y de un afán de divulgación de la historia que, durante años, se había mantenido en el silencio. “

«Ha sido también mi forma de agradecer a todas las personas que me han contado sus historias y han compartido su vida conmigo. Lo he entendido como un acto de devolverles su vida a ellos”.

Respecto a las fuentes utilizadas en el proyecto, Calero asegura que han sido su “caballo de batalla” durante toda la investigación: se ha tenido que mover entre las oficiales y no oficiales. En cuanto a las oficiales, la primera fuente a la que tuvo acceso fue el semanario Redención, un periódico escrito por y para los presos, donde aparecían las actividades musicales que se llevaban a cabo en las cárceles; pero también accedió al Archivo de Instituciones Penitenciarias, las memorias de la Dirección General de Prisiones, el Boletín Oficial de la Dirección General de Instituciones, archivos históricos provinciales entre otros.

El título del semanario hacía referencia al sistema de redención de penas por el trabajo, que se mantuvo durante todo el régimen franquista: un sistema de «explotación laboral» y de «trabajo forzado de los presos políticos», según el historiador Javier Rodrigo. A cada recluso-trabajador se abrirá una libreta para ir anotando en ella los trabajos que realizaban y las horas que invertían en cada uno [Para más información: La redención de penas por el trabajo en el ordenamiento jurídico español, por Francisco Bueno Arús]

Cartilla de redención del músico José Fernández Campos. Imagen cedida por Elsa Calero-Carramolino

A nivel de fuentes no oficiales, la investigación de Calero-Carramolino se ha basado en archivos personales de los presos, donde ha encontrado lo que se hacía de forma clandestina. La investigadora critica que “la memoria oral está muy castigada en España porque se le atribuyen connotaciones muy negativas y no se les da suficiente crédito a los testigos de la Guerra Civil”. Además, cuenta que durante la tesis, las biografías las tuvo que justificar muchísimo porque siempre había la observación de que no eran tan exactas como un documento. “Pero los documentos que se redactaban también tenían una intención propagandística”, reflexiona.  Calero subraya también que la memoria oral “ha sobrevivido bastante bien”, pues, aunque se ha perdido mucha música de aquel periodo, se ha conservado el texto de muchas obras.

Partitura y letra de «Oh Libertad» escrita en 1939 en la Prisión Modelo de Valencia por Ángel Bernat poco antes de ser fusilado. La partitura y la letra están escritas en papel higiénico. Fondo personal de la familia Bernat-Santonja. Imagen cedida por Elsa Calero

Metodológicamente, el proyecto se ha ido configurando a través de dos ejes, uno cronológico y otro centrado en el tipo de música compuesta por los presos. En cuanto a la cronología, Calero revela su intención inicial de abarcar todo el periodo de la dictadura franquista: “Tuve que hacer un primer corte en el año 63 pensando en el Tribunal de Orden Público, con el que cambiaron muchas cosas en los modos de sentencia y en la propia forma de percibir lo que era el sistema de redención de penas” [Ver Masacre de Atocha: 44 años después]. Tras ese primer corte, Calero tuvo que volver a reducir el tiempo abarcable en el proyecto, quedándose finalmente con los 10 años que transcurren entre 1938 y 1948.

El proyecto divide, a su vez, los diez años estudiados en dos periodos: 1938-1943 y 1944-1948. Esta división se justifica por las circunstancias contextuales del periodo histórico. En 1937, explica la autora, aparece el Decreto 281 para la redención de penas por el trabajo y en 1938 ya encontramos las primeras evidencias de que hay música en las cárceles. Por otro lado, en 1944 aparece el Código Penal, lo que supone una primera regulación de todo lo que se había venido haciendo los años anteriores.

“Tanto de la parte oficial como de la parte no oficial, ya había orquestas, ya se cantaban himnos. Los propios presos empiezan a componer contrahimnos como un síntoma de protesta y preservación de su identidad (…) En 1948 aparece el Reglamento Interno de los Servicios de Prisiones y ahí se vuelve a recoger, con algunas modificaciones, lo que era la vida penitenciaria. Y por eso también yo cierro la tesis ahí”.

En cuanto al eje centrado en el tipo de música, Calero ha dividido las obras y biografías recogidas en oficiales y no oficiales. La parte oficial recoge todo aquello que proponía el Estado a nivel propagandístico: 

“La música respondía a un afán de castigo, pero también a un afán de reeducación, es decir, querían reeducar a los presos para convertirlos en ciudadanos de bien para el nuevo Estado”.

Esta forma de comprender la reeducación se enmarca dentro del régimen de autocracia de la Dictadura, momento en el que España debía abastecerse de lo que tenía; también de los ciudadanos y la masa intelectual. En este contexto encontramos el caso paradigmático de Agapito Marazuela (1891-1983), folclorista y musicólogo español, que después de pasar seis años en prisión fue reconocido como Premio Nacional de Música por el régimen.

“Pasan de ser represaliados a ganar premios porque el franquismo consideraba que habían redimido su condena”, cuenta Calero. Se configuraba, por tanto, como una forma de expropiar la obra de los autores: “La obra por la que te condenamos ahora merece este premio y tú ya quedas marcado como de nuestro lado. Te hemos resignificado, con lo cual también has quedado aislado si es que tenías algún círculo subversivo”, añade la autora.

Por otro lado, encontramos la música no oficial, que Calero ha dividido entre lo subversivo y lo clandestino. Lo subversivo hace referencia a aquellas piezas que los presos componían a modo de protesta directa contra la situación que vivían: 

“Esto se ve muy bien en los himnos políticos que les obligaban a cantar desde el régimen. Modificaban las letras y, por ejemplo, en el Cara Sol cantaban Cara al suelo con la camisa caqui”. 

Además de la modificación de letras, dentro de lo subversivo encontramos también un repertorio amplio de canciones protesta, donde los presos se quejaban de las condiciones de vida de la cárcel, el hambre, la falta de higiene, el frío o la soledad. En cuanto a la música clandestina, esta se refiere a las obras que los presos componían para elevar, de algún modo, su yo creativo. 

“Es el arte por el arte, sin ninguna intención política ni propagandística. Son piezas que están hechas de espaldas al Estado pero que a ellos les cohesiona como comunidad”.

Gran parte de la música que se compuso en las cárceles durante el periodo analizado se creó con la finalidad de ser interpretada y cantada en el momento. Así, la oralidad y brevedad eran elementos indispensables: “Cuanto más corto mejor, porque facilitaba la memoria oral y se ahorraba papel. Se lo iban cantando unos a otros y esto facilitaba el aprendizaje”, reseña la autora.

Pero también encontramos autores de obras mayores, como es el caso de Eduardo Rincón García (1924-), cuya formación musical empezó en la cárcel.

El compositor Eduardo Rincón en la Prisión Central de Burgos en 1963. Fondo personal de Eduardo Rincón. Imagen cedida por Elsa Calero.

“Compuso varios cuartetos y alguna sinfonía, alguna canción para piano también. El interés estaba en el acto de escribir en sí, entendido también como una fórmula de estudio propia para el autor”.

Esta forma de entrenar el “músculo musical”, como lo denomina Calero, es más común en aquellos presos que eran músicos antes de entrar en la cárcel: “Encontramos el caso de Tomàs Gil i Membrado (1915-2014), que según contaba lo escribía todo de memoria como una forma de ejercitar sus conocimientos musicales”.

En cuanto a la forma de crear y escribir las obras, reseñar que a los presos no se les proporcionaba papel ni siquiera para escribir a las familias. 

“La música, en tanto que es un lenguaje codificado, les daba muchos problemas porque si desde la cárcel descubrían una partitura, pensaban que estaban mandado un mensaje encriptado”. 

De este modo, los presos podían componer las piezas en trozos de papel que conseguían en su día a día, como el envoltorio de la comida, el papel higiénico o el reverso del papel de fumar. La autora también destaca que esto sucedía en las cárceles de hombres, mientras que en las de mujeres predominaban las piezas orales. 

“La tasa de analfabetismo en las mujeres era mayor, con lo cual no tiene sentido que hablemos de escribir letras o partituras porque no las van a saber interpretar. Ellas se movían por memoria oral, creaban de forma oral, transmitían de forma oral. Así que a medida que han ido muriendo todos esos relatos se han ido perdiendo porque no se ha llegado a tiempo a registrarlos”. 

Por otro lado, señala que a las presas se les añadía el “componente de sexualización de la pena”, es decir, no se las proveía de asuntos higiénicos, así que el papel que tenían lo necesitaban también para sus bebés o la menstruación.  A pesar de esto, si nos fijamos en los datos, la actividad musical de los hombres y la de las mujeres es pareja, aunque había menos presas.

“Los hombres firmaban sus piezas mucho más que las mujeres, ellas firmaban más como colectivo en pro de esa memoria oral. Al final de la música que componían cada una añadía una frase” 

Calero subraya que hicieron mucho repertorio político porque estaban muy familiarizadas con la canción popular, sobretodo con la copa, cuplé, canción española y variantes. «A la hora de responder con mensajes políticos no les era  complicado construir sus propias canciones imitando sus estilos pues simplemente cambiando la letra”. 

Elsa Calero analiza la dificultad de acceder a los archivos en España, “si comparamos con otros países, en algunos casos me ha sido más fácil consultar documentación fuera que dentro”, explica la investigadora. También destaca que  la ley de protección de datos y las interpretaciones que se hacen sobre la norma, han interferido en su investigación “por parte de las instituciones”. Además destaca que no ha podido identificar a muchas personas por no poder acceder a la documentación:  no podía saber el año de la defunción sin consultar los archivos. “En la web aparecen 73 personas: son las que he podido identificar medianamente bien; encontrar, encontré muchos más”, recalca la autora. 

“El problema es que en España somos muy acomodaticios, en la obra Ay Carmela hay una frase de Carmela que dice: los españoles cuando tenéis el estómago lleno os olvidáis de todo lo demás. También señala que otro gran problema es el dispendio económico que supone solicitar documentación de archivo en España. Esto supone descartar archivos y quizá de lo que prescindes podría aportar información importante para la investigación. 

“Es muy caro obtener documentación en fotocopias o digitalizada de los archivos; yo me he gastado miles de euros durante mi investigación”. 

Elsa Calero-Carramolino ha creado una lista de reproducción de música de El Silencio Roto en spotify y podéis escucharla aquí

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FOTO: Prisioneros en la cárcel de Porlier, Madrid. Entrega de una biblioteca y celebración del día de la Virgen de las Mercedes Fecha entre 1936 y 1939/ Biblioteca Digital Hispánica

Nuevo Buscador por Lugar de Nacimiento

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Seguimos explorando maneras diferentes de comunicar información sobre las víctimas de Guerra Civil y la represión posterior durante la dictadura de Franco. Hoy publicamos un buscador geográfico que incorpora registros de diversos conjuntos de datos.

Anunciamos la publicación de este recurso durante la mesa redonda Datos abiertos y patrimonio documental en el XVIII Congreso de Archivística y Gestión Documental de Catalunya y lo publicamos poco antes del Día Internacional de los Archivos el 9 de junio para destacar la importancia de que se publiquen datos históricos en formato abierto.

Martin Virtel y Guillermo Nasarre han ubicado en un mapa los más de 82.000 registros de personas muertas, desaparecidas o represaliadas de quienes conocemos su lugar de nacimiento para facilitar búsquedas geográficas. Se puede buscar por apellidos y por lugar de nacimiento. Para los apellidos, se recomienda probar diversas grafías, especialmente con o sin acento.

«Nos gustó especialmente trabajar con Datasette de Simon Willison –dice Martin–. Es una herramienta excelente para publicar datos: muy bien pensada, fácil de comprender y de adaptar».

«El tiempo que ahorramos usando Datasette lo pudimos invertir en publicar un paquete de R que bautizamos como limpyr –añade Guillermo–. Incluye varias funciones de limpieza, como convertir nombres de lugares, a veces con más de una versión, en coordenadas geográficas .»

Búsqueda geográfica por lugar nacimiento

En el enlace, que quedará en nuestra página principal, veréis un mapa y a continuación un listado de nombres. En el mapa se sitúan como máximo mil puntos. La ubicación no es necesariamente exacta y puede haber más de un punto por persona si consta en más de un conjunto de datos. El lugar de nacimiento se ha calculado automáticamente para ampliar las posibilidades de resultados. También hemos creado un tutorial sobre ¿Cómo buscar geográficamente en nuestra base de datos?, con música cedida por Piano Accompaniment.

En el listado constan los resultados y desde el número de identificación a la izquierda (columna ID) se enlaza directamente a toda la información de qué disponemos en nuestra base de datos. Clicando en Referencias desde cada registro, podéis ver cómo acceder a la información o documentación.

Al poder buscar por apellidos y lugar, creemos que muchas personas van a poder descubrir a familiares represaliados de los que no se tenía conocimiento. Para buscar por nombre y apellidos, es mejor hacerlo en ihr.world, donde hay más de 1,2 millones de registros, y en el Nuevo Buscador de Represaliados de la Guerra Civil del que os hablamos en nuestro artículo anterior.

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El making of de los expedientes de Educación

La base de datos de los expedientes del Archivo del Ministerio de Educación que incorporamos a ihr.world es útil para el objetivo por el que se creó: encontrar en el Archivo el expediente solicitado entre más de medio millón. El Archivo pasó años elaborándola.

Hemos querido calcular cuánto tiempo se tardaría únicamente en teclear la información que contiene.  Los casi 30 millones de caracteres que la conforman suponen un mínimo de tiempo de 340 días laborales tecleando a un ritmo de 36 palabras por minuto, la velocidad media para acceder a un puesto de la Administración Pública que implique esta tarea. Es decir, solo introducir los datos habría ocupado más de un año de trabajo. No estamos teniendo en cuenta la tarea de traslado de los expedientes para su consulta y laboriosa descripción. El trabajo con esta documentación histórica se llevó a cabo de forma adicional al trabajo diario del Archivo.

Igual que cada registro se refiere a una persona -y nunca olvidamos esto-, quien introduce cada registro desde un archivo también lo es, y todas las personas podemos cometer errores. 

Limpiar los datos nos permite analizarlos y extraer nuevas conclusiones. En ihr.world asignamos género a cada uno de los registros, aunque este trabajo no es visible en la base de datos. 

Para asignar género a cada uno de los nombres, hemos utilizado una base de datos de uso interno, elaborada por Carla Ymbern con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Institut Català d’Estadística (IDESCAT). Esto nos permite concluir que es muy superior el porcentaje de hombres con un expediente de titulación, mientras que el número de expedientes de depuración a hombres y mujeres es paritario.

Porcentaje de expedientes por género

La descripción del siguiente trabajo de limpieza de los datos no tiene como objetivo la crítica, sino explicar una parte de la actividad de ihr.world con los conjuntos de datos que integramos en la base de datos centralizada de la Guerra Civil y el franquismo. 

El número de registros era inicialmente 565.218, y acabamos con 562.298. Se eliminaron casi 3.000 porque se detectó que eran duplicados. Nadie sería capaz de crear una base de datos uniforme  La tecnología avanza rápidamente y los criterios pueden cambiar, así como las personas que dirigen el trabajo y quienes lo llevan a cabo.

Errores tipográficos que no tienen importancia en otros contextos cobran importancia en el caso de una búsqueda en una base de datos con tantos registros.  Por ejemplo, existían nombres con caracteres imposibles, como números o símbolos diferentes al guión o el apóstrofe, o bien espacios y signos de puntuación adicionales.  También había palabras incompletas o escritas incorrectamente. 

Se reemplazaron expresiones como  “Mª” o “Antº” por María o Antonio, aunque a veces no fue posible por su ambigüedad. Por ejemplo  “Fº” podría ser “Fernando” o “Francisco”, incluso otros, y se optó por transformarlo en “F.” 

Las máquinas que nos ayudan a limpiar los datos tenían que recibir instrucciones claras. Por ejemplo, 

  • Todos los apóstrofes deben tener caracteres alfabéticos antes y después. 
  • Todos los puntos deben ir precedidos por una mayúscula y seguidos de un espacio. 
  • No puede haber mayúsculas en el interior de una palabra. 

Asimismo, en el campo de nombres y apellidos, no puede haber ni dígitos, ni interrogantes ni guiones sueltos para indicar que “no consta”,  ni espacios extra en blanco, porque esto dificulta la búsqueda. 

Nombre y apellidos con mayor número de expedientes

Núm totalDepuraciónTitulación
josegarcia garcia33231
manuelfernandez garcia27423
josesanchez garcia25223
josemartinez martinez25124
franciscogarcia garcia25223
maria del carmengarcia garcia21021
maria del carmengarcia fernandez16016
josefagarcia garcia14212
maria del carmenperez garcia11011
maria de los angelesgarcia garcia11110

Utilizamos la existencia de la serie de caracteres “depura” en Tipo de expediente y Especialidad para separar los datos del Ministerio de Educación en

Hemos creado un notebook para explicar este proceso de limpieza y está disponible aquí.

IMAGEN: Título de Maestra de primera enseñanza elemental de Tomasa Sevilla Aranda (1913). Cedido por su bisniesta Raquel Herrera, quien estudia la depuración de sus bisabuelos en el proyecto difundido como #maestrosyrehenes en la red social twitter.