Pioneras: las primeras diputadas españolas: Clara Campoamor, Victoria Kent y Margarita Nelken

El nuevo gobierno español, anunciado en enero, incluye a 11 ministras de un total de 22 ministerios. Sin embargo, la participación de las mujeres en los más altos niveles de gobierno en España es un avance reciente. Con motivo del Día Internacional de la Mujer 2020, Innovación y Derechos Humanos quiere recordar a las primeras tres diputadas del Parlamento español, todas ellas elegidas para las Cortes Constituyentes de la Segunda República en 1931.

Clara Campoamor, Victoria Kent y Margarita Nelken fueron elegidas como diputadas bajo la ley electoral de 1890 que restringía el voto a los hombres [pero permitía a las mujeres presentarse como candidatas]. Las mujeres solo pudieron votar tras constituirse la nueva República, aprobada por las Cortes Constituyentes en diciembre de 1931, y lo hicieron por primera vez en las elecciones generales de noviembre de 1933.

Paul Preston ha señalado que «la presión para el voto de la mujer no procedía de ningún movimiento colectivo de mujeres sino de una pequeña élite de mujeres cultas y de algunos hombres políticos progresistas, sobre todo del partido socialista» (Palomas de Guerra, Ed. DeBolsillo, 2004). La principal promotora del sufragio femenino fue Clara Campoamor, que formó parte de la comisión que redactó la constitución y dirigió el debate a favor de la igualdad legal de las mujeres en las Cortes en octubre de 1931. El artículo 36, que otorgaría el voto a las mujeres a la edad de 23 años en los mismos términos que a los hombres, se aprobó en las Cortes por 161 votos a 121, principalmente por el apoyo del Partido Socialista. (Lee aquí la Constitución de 1931)

Antes de ser elegida en junio de 1931 por Madrid como diputada del Partido Radical, Clara Campoamor se había hecho un nombre en la década de 1920 como abogada. Nacida en Madrid en 1888 de padres de clase trabajadora, se graduó en 1924 y luego se especializó en asuntos de paternidad y matrimonio, en un momento anterior a la legalización del divorcio. En 1928, contribuyó a establecer la Federación Internacional de Mujeres Abogadas (International Federation of Women Lawyers). Fue la primera mujer en intervenir ante el Tribunal Supremo y, en 1931, fue la primera mujer en dirigirse a las Cortes durante la República. Su campaña por el sufragio femenino no solo topó con la oposición de la Iglesia y la hostilidad de la opinión conservadora, sino también con  la mayoría de los miembros de su propio partido. Fue derrotada en las elecciones de 1933 y abandonó el Partido Radical poco después, en protesta por sus políticas cada vez más derechistas. En 1933-1934 se desempeñó brevemente como Directora General de Beneficencia y Asistencia Social. En 1936, temiendo por su seguridad, abandonó España y se estableció en Lausana, Suiza, donde murió en 1972.

Las otras dos mujeres diputadas en las Cortes Constituyentes, Victoria Kent y Margarita Nelken, se opusieron al sufragio femenino en 1931, aunque esta última solo fue elegida en segunda vuelta (elección parcial)  en octubre de 1931 y no formó parte de las Cortes a tiempo para los debates sobre el Artículo 36. Tanto Kent como Nelken argumentaron que las mujeres no estaban ni social ni políticamente preparadas para votar y que, estando muchas mujeres bajo la influencia de la Iglesia, darían apoyo a partidos hostiles a la República. Como sostuvo Victoria Kent durante el debate, «no es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República». Tanto Kent como Nelken tenían un impresionante historial como activistas por los derechos de las mujeres y la justicia social. Su temor sobre las consecuencias del sufragio femenino es quizás muestra de la fuerte oposición a que se enfrentó la República a los pocos meses de su proclamación.

Victoria Kent nació en Málaga en 1891. Fue una de las primeras mujeres en acceder a la abogacía en España y se hizo famosa por ser la primera en ejercer como abogada ante un tribunal militar, defendiendo con éxito a Álvaro de Albornoz en su consejo de guerra, después del intento de alzarse contra la monarquía en Jaca en diciembre de 1930. Después de la proclamación de la Segunda República en abril de 1931, Albornoz se convirtió en Ministro de Justicia y Kent fue elegida como diputada por el Partido  Radical Socialista. Como Directora General de Prisiones entre 1931 y 1934, implementó importantes reformas para mejorar las condiciones carcelarias, incluyendo la construcción de la nueva prisión de Ventas en Madrid para mujeres (lee aquí sobre su inauguración).

Aunque perdió su escaño cuando los partidos de derecha ganaron las elecciones en 1933, volvió a las Cortes en febrero de 1936, esta vez como diputada de Izquierda Republicana en Jaén. Durante la Guerra Civil, trabajó en la embajada española en París, ayudando a niños refugiados del conflicto. Después de la invasión alemana de Francia, vivió bajo una identidad falsa, evitando la deportación a España, donde los tribunales franquistas la investigaron en su ausencia. En 1948 se mudó a México y luego a Nueva York, donde vivió hasta su muerte en 1987. Una de las estaciones de ferrocarril de Málaga lleva su nombre.

Cuando Margarita Nelken ingresó a las Cortes como diputada socialista de Badajoz en 1931, ya era una famosa crítica de arte, novelista y defensora de los derechos de las mujeres. Nacida en Madrid en 1894 en una familia de ricos inmigrantes judíos, su libro La condición social de la mujer en España (1919) denunció la posición subordinada de las mujeres en la sociedad española y argumentó que solo se conseguirían derechos para las mujeres si triunfaba el movimiento revolucionario. El libro produjo tal escándalo que se debatió en las Cortes y fue condenado por el obispo de Lleida (Lee más aquí, en relación con la historia de las maestras Pepita y Elisa Úriz Pi). Los periódicos y políticos de derecha la calumniaron, acusándola de extranjera y promiscua. Una vez elegida diputada de Badajoz, hizo suya la causa de los trabajadores sin tierra e hizo campaña por la reforma agraria. Su experiencia en Badajoz, incluidas la resistencia de los terratenientes a las reformas laborales de 1931-1933, la violencia de derechas y el fraude electoral en las elecciones de 1933, la llevaron a unirse al ala más radical del Partido Socialista. Fue reelegida para las Cortes en 1933 y 1936. En otoño de 1936, con Madrid amenazada por las fuerzas sublevadas, se quedó en la capital, ayudando a organizar la defensa de la ciudad. En 1937 se había unido al Partido Comunista, pero sus relaciones con el partido fueron muy tensas y fue expulsada en 1942.  Al final de la Guerra Civil ocupó cargos primero en Valencia y luego en Barcelona, ​​dejando la última ciudad poco antes de la entrada de las tropas franquistas en enero de 1939. Después de la guerra se estableció en México, donde se ganó la vida como crítica de arte, apoyando a su madre, hija y nieta. Murió allí en 1968.

En total, solo nueve mujeres fueron elegidas para uno o más de los tres parlamentos de la Segunda República. De ellas, cinco representaron al Partido Socialista (Julia Álvarez, Veneranda García-Blanco, María Lejarraga, Margarita Nelken y Matilde de la Torre), dos al Partido Radical Socialista (Clara Campoamor y Victoria Kent), una al Partido Comunista (Dolores Ibarruri) y una a la Confederación Española de Derechas Autónomas -CEDA (Francisca Bohigas Gavilanes).

Fotografías: [De izquierda a derecha] Clara Campoamor, Victoria Kent y Margarita Nelken. Autoría: Estudio Alfonso. Fuente: Archivo General de la Administración en el Portal de Archivos Españoles.