Coloquio sobre Violencia Política

Carlos Terraga y Concha Catalán han presentado sendas comunicaciones en el IV Coloquio internacional sobre violencia política en el siglo XX, organizado por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB)

La organización del Coloquio ha ido a cargo del Centro de Estudios sobre Dictaduras y Democracias (CEDID), que es un Centro de Estudio e Investigación de la UAB formado por más de un centenar de investigadoras e investigadores de diferentes disciplinas. Nuestra asociación ha constado como colaboradora. Se ha celebrado en los locales de Comisiones Obreras en Barcelona del 15 al 17 de junio.

Carlos Terraga, doctorando en Historia y miembro de nuestro equipo ha presentado Revolución y políticas de violencia. Los comités revolucionarios de barrio en Barcelona (1936), en el marco de la sesión Los frentes de la guerra civil española, entre la retaguardia y la implicación internacional, analizando la gestión política de la violencia por parte del Ayuntamiento de Barcelona: la propia de la guerra, tanto la revolucionaria en la retaguardia como frente a los bombardeos, como la causada por el colapso de las instituciones republicanas [en el llamado «corto verano de la anarquía»].

Terraga habló de cómo es necesario un análisis socioespacial para entender la radicalidad de ciertos movimientos, de por ejemplo las redes de barrios y arrabales, y las experiencias compartidas de lucha y resistencia obrera. Los revolucionarios atacan símbolos de poder, entre ellos la religión, para faclitar el cambio social, aspirando a un nuevo modelo de poder tejido por redes de partidos, sindicatos, juventudes libertarias, la CNT y la FAI, y diversos líderes vecinales.

El ponente también dividió en tres etapas la gestión de la violencia por parte de los organismos municipales, según tres claves interpretativas historiográficas: revolución, poder y violencia. Son las siguientes:

19 julio 1936 – septiembre/octubre 1936

Existe un vacío de poder, en parte por el reparto de armas. El Ayuntamiento sobrevive gracias a la figura del alcalde Carles Pi i Suñer pero baja su intensidad por la reestructuración de poder entre los diversos actores. Cobran gran importancia los comités revolucionarios de barrio. Es un periodo de gran violencia: más de la mitad de las víctimas de Catalunya mueren en esos tres primeros meses de guerra.

Septiembre/octubre 1936 – mayo 1937

La Generalitat intenta absorber el poder de los comités revolucionarios. Mientras la Confederación Nacional de Trabajo (CNT) y el Partido Socialista Unificado de Catalunya (PSUC) participan en su gobierno, en el Ayuntamiento entran la CNT, el PSUC y el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Se produce una crisis en la retaguradia republicana, con gran violencia porque existen diversas maneras de entender la revolución. Además, Barcelona está siendo fuertemente bombardeada. (Ver Barcelona: 800 días bajo las bombas)

Mayo 1937 – enero 1939

A partir de los hechos de mayo, se eliminan los vestigios de los comités revolucionarios y se produce una estabilización de poder. Aunque el POUM sigue presente en el Ayuntamiento de Barcelona, se mantiene la represión al control del orden público por parte de patrullas urbanas y comités revolucionarios.

[Para profundizar, se puede consultar Del orden revolucionario al orden antifascista. La lucha política en la retaguardia catalana, por Josep Antoni Pozo, y a La crisis del antifascismo, por Ferran Gallego]

Terraga compartió mesa con Nathan Rousselot, de Nantes Université, y Pierre Salmon, de la Université de Caen, cuyas comunicaciones versaron sobre Violencias y orden en la retaguardia republicana: el control del territorio como condición del apoyo francés (1936-1939). Presentó y moderó el debate posterior Javier Tébar, director del Archivo Histórico de CCOO y profesor de la Universitat de Barcelona.


A su vez, Concha Catalan, presidenta de la asociación sin ánimo de lucro Innovación y Derechos Humanos, que gestiona ihr.world (Ver detalles aquí ), presentó una comunicación sobre la base de datos de la entidad, ya con 1,4 millones de registros, en el marco de la mesa redonda Memorias en disputa.

Catalán equiparó la denegación de acceso a la información y a la documentación a una forma de violencia política, en un estado que no ha juzgado nunca a su propia dictadura. Se refirió a las diversas bases de datos existentes sobre Guerra Civil y franquismo y destacó la importancia de los archivos para promover y proteger el derecho a la información.

Moderó la mesa Luciano Alonso, de la Universidad Nacional del Litoral (UNL, Santa Fe, Argentina), que presentó también la comunicación Las memorias del terror de Estado en Argentina: entre la reacción conservadora y la subjetivación neoliberal. Alonso explicó que desde 2015, lamentablemente, se ha erosionado y cuestionado la memoria crítica dominante que había existido sobre la dictadura y represión durante los años 70, aquella que se vinculaba con los movimientos sociales como las Abuelas de la Plaza de Mayo.

Se refirió a la definición de tres tipos de memoria, por Ludmila da Silva Catela: las memorias dominantes, de las organizaciones de Derechos Humanos, asumidas entonces por el estado nacional; las memorias denegadas, de quienes defendieron la dictadura; y las memorias subterráneas, de las comunidades indígenas. Con el macrismo, se construye un contexto neoliberal y neoconservador que incorpora un espacio para negacionistas sobre el número de desaparecidos y la gravedad del terrorismo de estado. Aparece un discurso reivindicativo de los aspectos supuestamente positivos de la dictadura, y una tendencia a negar la memoria crítica democrática.

En la misma mesa presentaron también comunicaciones Inês Ferreira de Almeida, del Instituto de História Contemporânea (IHC NOVA FCSH, Lisboa, Portugal), sobre El olvido portugués y la recuperación de narrativas apaciguadoras [O esquecimento portugués e a recuperação de narrativas apaziguadoras] y Rosa Torán, del Ateneu Memòria Popular, sobre dicha entidad barcelonesa, sus numerosas actividades y la memoria en clave de presente.

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