Un millón de sueños

Con la perspectiva de los años, revisito la música de la cantante Cecilia (1948-1976) gracias a un programa de Radio Nacional de España que reseñaba el libro Cecilia 2, por Eduardo Bravo (Lengua de Trapo, 2024).

La mayor parte de nosotros recordamos a la cantautora por el éxito de Un ramito de violetas, que dio título a su tercer LP, o por otras canciones de su primer álbum como Dama, Dama o Mi querida España, pero Cecilia fue mucho más. Su segundo disco, Cecilia 2, nació bajo el signo de los discos malditos.

Cecilia nace como Evangelina Sobredo en 1948 en El Pardo, Madrid. Hija de diplomático, la educan en inglés, y su infancia y la de sus siete hermanos transcurre en Estados Unidos, Portugal, Argelia, Jordania y Reino Unido, entre otros países. A finales de los sesenta se establece en España para estudiar Derecho pero en 1971 su talento y su pasión por la música la llevan a dedicarse a ella profesionalmente, firmando un contrato con CBS.

En 1973, Cecilia había compuesto diversos temas en inglés y en español y cosechado un gran éxito comercial con su primer álbum Cecilia, y en su segundo LP, mucha gente esperaba más de lo mismo. En lugar de eso, la artista se sinceró emocionalmente y decidió abordar temas espinosos, que llevaban décadas silenciados —la memoria de la Guerra Civil (Un millón de muertos), la emancipación femenina (Me quedaré soltera), el suicidio (Si no fuera porque)—, pero que pronto transformarían el país de arriba a abajo.

Cecilia compuso la canción Un millon de sueños inspirada por la novela de Jose Maria Gironella Un millón de muertos. En palabras de Eduardo Bravo, «hablaba de cómo la Guerra Civil y sus ausencias atravesaban, todavía en 1973, la existencia de la población española».

El título de la canción debería haber sido Un millón de muertos, pero la censura lo echó para atrás. A pesar de que supuestamente la Ley de Prensa de 1966 había suavizado las restricciones a la libertad de expresión y creación artística, «los músicos debían pasar sus obras por el organismo censor, que podía limitar su distribución, difusión o incluso retirarlas de la circulación de manera sobrevenida, con la consiguiente sanción» –cuenta el libro– generando inseguridad jurídica y en ocasiones graves prejuicios económicos a las empresas culturales.

Así, Un millón de muertos se convirtió en Un millón de sueños, a pesar de que el término muertos se mantuvo en la canción.

Teresa Sobredo explicaba en una entrevista que su hermana no tuvo problema en cambiar [el título] ante la censura […]. De hecho, decía que «un millón de sueños es lo mismo que un millón de muertos, porque los asesinos acababan con todo, hasta con los deseos,» explica Ana Fernández Cebrián, que ve una clara conexión entre el tema de Cecilia y los deseos y utopías de las generaciones que vivieron la Guerra Civil. Un millón de sueños conecta con la historia de represión y violencia que atraviesa las vidad de la gente bajo la dictadura en la esfera pública, pero también en la esfera privada, al reflejar cómo esa represión se filtra en la vida familiar y en la intimidad: en los sueños, el lenguaje, los afectos y los deseos».

Cecilia 2. La historia del disco que no pudo ser, por Eduardo Bravo [p.66]

Como la canción ya había sido grabada y el disco era una realidad, no impidieron su publicación, pero sí su difusión especialmente en la radio, que en esa época era el único medio de difusión musical:

Consideramos oportuno advertirle que la canción Un millon de sueños, que encabeza la cara B de este disco, ha sido calificada de «no radiable».

Nota de Discos CBS, citada en Cecilia 2 [pag. 75]

El libro desvela toda la historia de la canción…

Cuando parecía que el asunto estaba resuelto, la cosa se complicó. Cecilia fue denunciada y tuvo que hacer frente a un proceso judicial para dilucidar si la letra de su canción tenía consecuencias penales. De esta forma, el 28 de noviembre de 1973, Evangelina compareció en el Juzgado de Orden Público número 2 para explicar al juez el significado de la canción. «La guerra a la que aludo en mi canción no es la Guerra Civil española, sino la Guerra de los Seís Días que yo misma viví durante mi estancia en Ammán», explicó.

Cecilia 2 [pag. 77]

Al final el proceso fue archivado. Lamentablemente, Cecilia murió en un accidente de tráfico en agosto de 1976. Tenía solo 27 años. Tal como cuenta en el prólogo, fue el autor quien, con su insistencia ante la discográfica, consiguió que se pudiera escuchar de nuevo el disco Cecilia 2 en plataformas digitales incluso antes de la publicación del libro. No dejen de escuchar las canciones.

Gracias al archivo público online de RTVE, aquí se puede escuchar una entrevista original con Cecilia en febrero de 1975, y el programa que me dio a conocer el libro de Eduardo Bravo (empiezan a hablar de él a mitad del programa).

Lean la letra de Un millón de sueños. Escuchen esta canción y lean el libro de Eduardo Bravo que recupera la historia de Cecilia 2.

Ahora vivo a costa de un millón de muertos.
Un millón de tumbas, un millón de espectros.
Ahora vivo a costa de un millón de cuerpos.
Un millón de sombras, un millón de sueños.

¡Cuánta tumba!
Ya no hay tierra para cavar en ella.
Para dejar sin nombre tanto hombre.

¡Cuántos nombres en la historia!
Son dueños de las glorias.
¿Cuántos hombres cuestan las victorias?

Ahora vivo a costa de un millón de muertos.
Un millón de tumbas, un millón de espectros.
Ahora vivo a costa de un millón de cuerpos.
Un millón de sombras, un millón de sueños.

¡Cuánta sangre se ha perdido!
Cuánto honor herido.
En estas guerras crueles sin laureles.

¡Cuánta hambre se ha pasado!
Hambre por cada lado.
Hambre de paz, hambre de hombre honrado.

Ahora vivo a costa de un millón de muertos.
Un millón de tumbas, un millón de espectros.
Ahora vivo a costa de un millón de cuerpos.
Un millón de sombras, un millón de sueños.

¡Cuántas lágrimas lloradas!
¡Para lavar las llagas!
¡Para olvidar los muertos con el tiempo!

¡Cuántos ojos, cuántas caras!
¡Cuántas vidas cortadas!
¡Cuántas ilusiones enterradas!

Ahora vivo a costa de un millón de muertos.
Un millón de tumbas, un millón de espectros.
Ahora vivo a costa de un millón de cuerpos.
Un millón de sombras, un millón de sueños.

FOTO: Cecilia (1974) por Alfredo Fraile Lameyer Management. Public domain

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