En un artículo anterior reseñamos Las Brigadas Internacionales: Fascismo, libertad y la guerra civil española, el exhaustivo y amplio relato de Giles Tremlett sobre los 34.000 voluntarios extranjeros que lucharon en las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil española. Ahora llega este volumen, Voluntarios por la Revolución: La Milicia Internacional del POUM en la Guerra Civil Española, por Andy Durgan, actualmente publicado sólo en español, sobre los extranjeros que lucharon en el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). En comparación con los brigadistas internacionales, los voluntarios extranjeros que sirvieron en la milicia del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) han recibido poca atención. Con motivo del 87º aniversario de la fundación del POUM -el 29 de septiembre de 1935- publicamos esta reseña de una obra reciente que llena este vacío en la literatura sobre la Guerra Civil. Al mismo tiempo, añadimos a nuestra base de datos otros 1.174 registros extraídos de la extensa investigación de Durgan.
La historia del POUM durante la Guerra Civil suele verse a través de los ojos de Eric Blair, el escritor inglés que publicaba bajo el pseudónimo de George Orwell y cuyas experiencias en la milicia del partido fueron relatadas en Homenaje a Cataluña. Orwell formó parte del único grupo de voluntarios que ha recibido mucha atención por parte de los historiadores, el del Partido Laborista Independiente (ILP) británico. Andy Durgan, académico británico residente desde hace mucho tiempo en Barcelona, es el mejor indicado para tratar el tema: entre sus trabajos anteriores figura un estudio sobre los orígenes del POUM.
Tras los enfrentamientos callejeros de principios de mayo de 1937 en Barcelona, conocidos en catalán como els fets de maig, el POUM fue acusado de ser una organización tapadera del nazismo, y el 16 de junio de 1937 el gobierno republicano lo declaró ilegal. Uno de sus dirigentes, Andreu Nin, fue detenido y posteriormente asesinado por agentes soviéticos, aunque se afirmó, extrañamente, que había sido rescatado de la cárcel por agentes nazis disfrazados con uniformes de las Brigadas Internacionales. Se detuvo a otros dirigentes del partido, el Hotel Falcón de Barcelona -sede del comité militar del partido- se convirtió en una cárcel del partido comunista y se cerraron sus otras oficinas. Numerosos miembros de la milicia del POUM fueron detenidos, en algunos casos tras regresar de permiso a Barcelona después de servir en el frente de Aragón.
En el momento de la ilegalización del POUM, la acusación contra el partido de ser una tapadera del Estado nazi se repitió en los medios de comunicación extranjeros y se creyó ampliamente. Orwell, que regresó a Barcelona desde el frente de Aragón el 20 de junio, se vio obligado a esconderse hasta que escapó a Francia con su mujer. Más tarde, en Homenaje a Cataluña, Orwell se propuso exponer las absurdas acusaciones contra el POUM y sus miembros. En 1938, siete destacados dirigentes del partido fueron finalmente juzgados: se derrumbó la acusación de que eran agentes nazis y, en su lugar, se condenó a cinco de los acusados por intentar una toma de poder revolucionaria en Barcelona en mayo de 1937. Como señala Durgan, el Estado republicano y su sistema jurídico no estaban bajo el control de la Unión Soviética ni del Partido Comunista español y por ello, el tipo de juicio espectáculo que se produjo en Moscú en 1936-1938 no fue posible en la República.
A pesar de la absolución de los dirigentes del partido acusados de ser agentes nazis, se les había cubierto de fango y se mantuvo gran parte del desprestigio contra los miembros del partido y su milicia. Entre las acusaciones comunes lanzadas regularmente contra la milicia del POUM destacan dos: la de jugar al fútbol contra el enemigo en tierra de nadie en el frente de Aragón y la de deserción a gran escala del mismo frente durante los fets de maig. Durgan aporta pruebas para refutar ambas acusaciones. Con respecto a las acusaciones de que el POUM era un nido de espías extranjeros, Durgan acepta que probablemente había espías en todas las unidades militares, pero descarta la idea de que si los hubo, desempeñaran un papel importante entre voluntarios extranjeros del POUM, señalando la amplia experiencia previa a la guerra que muchos de ellos tenían como militantes revolucionarios. Precisamente, al detallar esos antecedentes de activismo de los voluntarios extranjeros del POUM, Durgan desafía al lector a creer que esas personas pudieran ser espías fascistas o contrarrevolucionarios, y ese es un punto fundamental del libro.
Se desconoce el número exacto de extranjeros que sirvieron en las unidades militares del POUM entre el golpe militar de julio de 1936 y la ilegalización del partido en junio de 1937. Durgan calcula que fueron unos 500, de los cuales ha conseguido localizar a 367; su historia constituye la base de gran parte del libro. Las breves notas biográficas sobre cada uno de ellos que se incluyen en un apéndice dan una idea de la extraordinaria vida de muchos de estos revolucionarios, hasta ahora ignorados, y serán de utilidad para los investigadores.
No es de extrañar que los voluntarios del POUM compartieran muchas características con los miembros de las Brigadas Internacionales: la mayoría eran trabajadores manuales, sólo una minoría tenía experiencia militar previa y un número significativo era judío. Sin embargo, había diferencias: Los poumistas solían ser mayores que los brigadistas. Mientras que estos últimos incluían voluntarios de alrededor de cuatro quintas partes del total de estados independientes del mundo, los voluntarios del POUM procedían de un número menor de países y era más probable que fueran refugiados antifascistas. Alrededor del 60% de los voluntarios del POUM procedían de países con gobiernos autoritarios, siendo los grupos más numerosos, como es lógico, los de Alemania (alrededor del 30%) e Italia (otro 20%). La mayoría de ellos ya vivían fuera de sus países de origen cuando comenzó la Guerra Civil, a menudo en Francia o Bélgica. Sin embargo, un número importante de poumistas extranjeros ya vivía en España antes del estallido de la guerra: Durgan identifica a 79 de estos residentes extranjeros, 34 de ellos alemanes y 25 italianos. La mayoría de los alemanes vivía en Barcelona, donde, incluso antes de la toma del poder por los nazis en 1933, había una gran comunidad alemana. En 1934 la policía estimaba que había entre 15.000 y 18.000 personas de esta nacionalidad, muchas de ellas inmigrantes sin regularizar. Una de las características de la Europa de entreguerras que subrayan tanto Durgan como Tremlett es el gran número de personas desplazadas.
Los antecedentes comunes de los voluntarios alemanes e italianos como refugiados por las dictaduras en sus países de origen dieron lugar a una diferencia, posiblemente predecible, entre los dos grupos. El establecimiento previo del régimen fascista en Italia significó que la mayoría de los voluntarios italianos habían abandonado el país en la década de 1920, lo que hizo que los poumistas italianos fueron en promedio notablemente mayores que sus homólogos alemanes, y mayores que otros extranjeros del POUM.
Como era de esperar, muchos de los voluntarios del POUM habían participado activamente en círculos políticos de izquierda en sus propios países, ya sea en grupos y partidos comunistas disidentes críticos con Stalin o en partidos socialistas de izquierda, como el Partido Socialista Obrero de Alemania (Sozialistische Arbeiterpartei Partei Deutschlands -SAPD) y el Partido Laborista Independiente (ILP) británico. Además de proporcionar material de referencia sobre dichos partidos, Durgan incluye un listado alfabético que muchos lectores encontrarán especialmente útil.
Sin embargo, el libro de Durgan no se centra únicamente en los voluntarios extranjeros: también se propone examinar la política militar del POUM. Se trata de un aspecto que, según él, ha sido muy descuidado por los historiadores. Consiste en una descripción detallada de la creación y el desarrollo de las milicias del POUM y de su actividad militar durante el primer año de la guerra, sobre todo en el frente de Aragón.
Los historiadores parecen haber aceptado con demasiada facilidad la imagen de Orwell de Aragón como un frente estancado en el que se combatía poco. Esa imagen encajaba fácilmente en los relatos de la guerra escritos por los opositores al POUM, incluidos quienes apoyaron al partido comunista. El frente de Aragón era claramente un páramo en comparación con las batallas alrededor de Madrid en el invierno de 1936-1937 y con las de las provincias vascas y Asturias en el verano de 1937. Sin embargo, Durgan muestra que las unidades del POUM estaban lejos de estar inactivas, especialmente en los intentos de tomar el bastión franquista de Huesca. De hecho, el mismo día en que el POUM fue declarado organización ilegal, el 16 de junio de 1937, las tropas de la 29ª División, la unidad de milicias del partido que hasta poco antes era conocida como la División Lenin, capturaron la que se conoce actualmente como «Loma de las Mártires» en las afueras de Huesca, al norte, que era importante estratégicamente.
Aunque la mayor parte de las fuerzas del POUM estaban desplegadas en Aragón, Durgan también detalla las experiencias de la unidad del partido en el frente de Madrid, incluido el papel de la argentina Mika Etchebéhèhere, que, a pesar de ser mujer, comandó una compañía de la milicia del POUM y más tarde sirvió en el Estado Mayor de la 36ª Brigada (anarquista), antes de dedicar el tiempo que le quedaba en España a trabajar con la organización femenina anarquista Mujeres Libres.
El POUM suele considerarse un partido marginal que tuvo una existencia efímera entre su fundación en 1935 y su supresión. Durgan cuestiona esta afirmación, citando que contaba con 30.000 miembros durante el invierno de 1936/7, principalmente en las zonas más revolucionarias de Cataluña, Valencia y Aragón. Aunque a menudo se da por sentado que la ilegalización del POUM en junio de 1937 supuso el fin del partido, Durgan también demuestra que claramente no fue así: continuó su existencia en la sombra en Valencia y Madrid hasta mediados de 1938: siguieron apareciendo ediciones clandestinas de La Batalla, el periódico del partido, y Durgan cita al director del periódico, Josep Rebull, que afirmó que en diciembre de 1937 seguían activos entre 8.000 y 10.000 miembros.
Tras la ilegalización del partido, el destino de los voluntarios extranjeros del POUM fue diverso. Durgan sostiene que la mayoría de los voluntarios que procedían de países con regímenes democráticos pudieron salir de España, aunque en muchos casos fue tras periodos de detención. La situación del resto fue mucho más difícil, ya que no pudieron regresar a sus países de origen. Durgan enumera 104 voluntarios que fueron detenidos tras los fets de maig, 31 de los cuales fueron expulsados. Muchos voluntarios se quedaron, o bien para alistarse en unidades anarquistas, en las Brigadas Internacionales, o en unidades regulares del ejército republicano o bien, en algunos casos, para trabajar en fábricas.
Los lectores de Homenaje a Cataluña recordarán que, antes de los fets de maig, el autor, junto con otros voluntarios de la ILP, intentaba pasarse a las Brigadas Internacionales. Los sucesos de Barcelona les hicieron descartar esta posibilidad, y Orwell volvió a la milicia del POUM en el frente de Aragón hasta que fue herido. Sin embargo, parecen haber sido relativamente comunes los traslados entre unidades militares: Durgan identifica a 51 voluntarios que sirvieron tanto en las Brigadas Internacionales como en las milicias del POUM. En algunos casos los antiguos poumistas tenían alternativas limitadas: el italiano Giuseppe Leban, por ejemplo, fue expulsado de España en agosto de 1937, pero dos meses después fue expulsado de Francia y volvió a España para unirse a las Brigadas.
Los detalles biográficos en el apéndice del libro de Durgan revelan la situación de muchos de los voluntarios. El alemán Hans Reiter, por ejemplo, antiguo miembro de la Legión extranjera francesa, sirvió en las milicias del POUM y, tras ser detenido en julio de 1937, se convirtió en oficial del ejército republicano. Detenido en un campo de Argelia entre 1939 y 1942, se unió a la famosa 2ª División Blindada del general Philippe Leclerc, que entró en París a la cabeza de las fuerzas de liberación aliadas en agosto de 1944. Otto Towe, también alemán, sirvió en la milicia del POUM antes de pasar a la Columna anarquista Durruti en diciembre de 1936 y posteriormente, en julio de 1937, alistarse en las Brigadas Internacionales en las que sirvió hasta el final de la guerra (a pesar de ser brevemente detenido en agosto de 1937). Sus experiencias posteriores incluyeron el internamiento en Francia, el regreso a Alemania, donde fue detenido por la Gestapo, su envío a Grecia como parte de un batallón penal alemán, su huida y finalmente el ingreso en el Ejército Popular de Liberación Griego (ELAS), la mayor de las fuerzas griegas que lucharon contra la ocupación alemana.
Sin embargo, la opción de Towe de unirse a las Brigadas Internacionales no parece haber estado disponible para muchos de los voluntarios que habían sido miembros del Kommunistische Partei Deutschlands (Opposition), el partido comunista alemán disidente: Durgan señala el papel del KPD-Abwehr, la organización de seguridad del partido comunista alemán pro-Moscú, que acusó a todos los voluntarios alemanes del POUM de ser agentes de la Gestapo y pudo impedir que la mayoría de ellos se alistaran en las Brigadas.
Como indican los casos de Otto Towe y Hans Reiter, el destino de los extranjeros que sirvieron en el POUM fue a menudo muy duro tras la victoria de Franco. Un número significativo de voluntarios alemanes e italianos acabaron, casi inevitablemente, en campos de concentración, inicialmente en Francia, donde sus perspectivas empeoraron tras la caída de Francia en 1940. De los 52 voluntarios del POUM que Durgan enumera como internados en campos franceses, 28 eran italianos y 18 alemanes. Su situación puede compararse con la de muchos de sus compatriotas de las Brigadas Internacionales. Como estos últimos, muchos fueron enviados al campo de concentración de Gurs, en el suroeste de Francia. Aquí, según Durgan, los poumistas sufrieron la penuria adicional de ser tratados como espías y simpatizantes nazis por los miembros del partido comunista.
¿Cómo debemos valorar la contribución del número relativamente pequeño de voluntarios extranjeros que sirvieron en las unidades militares del POUM? Durgan sostiene que no se debe pasar por alto su importancia. Enumera 36 voluntarios que sirvieron como oficiales y/o comisarios políticos en las unidades del POUM y argumenta que las unidades en las que sirvieron fueron las más eficaces que reunió el partido. Su papel, como el del propio POUM, ha quedado marginado en muchos de los relatos de la Guerra Civil. Pocos historiadores han creído las acusaciones lanzadas contra el partido y su milicia de ser una organización tapadera nazi pero, como indica Durgan, muchas otras acusaciones que aún se repiten con frecuencia contra el POUM eran injustificadas y falsas. De hecho, una de las conclusiones de Durgan es que:
La principal diferencia entre los combatientes extranjeros del POUM y los miembros de las Brigadas Internacionales fue el vilipendio y, en muchos casos, las medidas represivas a las que serían sometidos.
Voluntarios por la Revolución: La Milicia Internacional del POUM en la Guerra Civil Española (p. 485)
Como se ha indicado anteriormente, el hecho de que este libro se centre en los voluntarios extranjeros del POUM llena un vacío en nuestro conocimiento y comprensión de una faceta de la Guerra Civil. Aunque gran parte del material sobre el partido puede encontrarse ya en la literatura especializada en castellano y catalán, Voluntarios por la Revolución lo pone a disposición de un público más amplio y es recomendable para lectores interesados en la política interna de la España republicana durante la Guerra Civil. Esperamos que quienes nos leen en inglés pronto tengan la oportunidad de disfrutar una edición en su idioma.
Base de datos elaborada con la colaboración de Enric. Traducción del artículo realizada con la versión gratuita del traductor DeepL y revisión de Concha Catalan.
Se ha actualizado el 4 de octubre de 2022.
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FOTO: Milicianos del POUM recibiendo instrucción práctica en el manejo de ametralladoras. Cuartel Lenin. Barcelona. Biblioteca Digital Hispánica. Imágenes procedentes de los fondos de la Biblioteca Nacional de España.